Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Eufemismos

30/03/2025

Es el término de moda gracias a Sánchez y su afán por colonizar el lenguaje. Nos expresó su disgusto por la palabra armamento a la que sustituyó por el sintagma salto tecnológico. A partir de ese momento, todos los ciudadanos hemos entendido lo que es esa figura retórica conocida como eufemismo. Los largos años transcurridos desde que Sánchez se instaló en Palacio, el eufemismo se ha establecido como la base de su actuación política: presentó la moción de censura contra el gobierno de Rajoy como una moción regeneracionista contra la corrupción. Flagrante eufemismo a la luz de los casos protagonizados por su gobierno. Desde sus inicios, el Presidente insiste en la tarea de hacer pedagogía para convencer a los ciudadanos de las bondades de su acción política, es decir, la tarea propagandística consistente en captar adeptos a su ideología, si la hubiere. Ha combatido el paro mediante eufemismos, al sustituirlo por fijo discontinuo y-en mi opinión el eufemismo definitorio de la personalidad de Sánchez-decir que cambia de opinión cuando todos sabemos que eso significa lisa y llanamente mentir. Es la ética del engaño, consistente en la elaboración cuidadosa del discurso político, más conocido como el relato, que es la habilidad discursiva consistente en hacer que los ciudadanos percibamos como real lo que Sánchez quiere que percibamos, aunque no sea de ese modo.  La distorsión de la realidad indica que ya nada es confiable. Dudamos de que la verdad sea una idea absoluta o, más bien, el deseo de acomodar el relato al interés particular de Sánchez, maestro en manipular el discurso con la mentira. Así es el hecho de hacernos creer que el objetivo de su gobierno, dice que progresista, es mejorar la vida de los ciudadanos, cuando todo indica que su único objetivo es mantenerse en la Moncloa. Muy grave y desafortunada me pareció la afirmación de que cumplir el ineludible mandato constitucional de presentar los presupuestos al Parlamento es perder el tiempo. Y así podríamos continuar enunciando la sucesión de eufemismos ya transformados en rotundas mentiras que a nadie engañan, por muy adictos que sean. Siendo así ¿cómo creer que Sánchez vaya a convocar elecciones motu proprio?