Hace unos años era un preciado cultivo, el oro que crecía en los surcos de la provincia de Palencia. Había que trabajarla más que otros cultivos, pero la remolacha era una de las opciones que mejores rendimientos daban a los agricultores palentinos. Hoy dista mucho de aquello, y los hombres del campo y las organizaciones profesionales agrarias coinciden –como pocas veces- en que el cultivo de este tubérculo puede reducirse de aquí a unos años a algo testimonial. «Para nostálgicos», llegan a afirmar.
Lo cierto es que lejos quedan los datos de superficies sembradas en la provincia que se acercaban a las 8.000 hectáreas. Esa era la cifra censada que se publicó en el BOE en referencia a la campaña 1963. «Y las que no aparecían en los registros, seguro», puntualiza Francisco Salvador de la UCCL de Palencia.
Porque el cultivo de la remolacha era uno de los que más dinero daba y «más de una carrera ha pagado a los hijos de los agricultores que, sin muchas hectáreas, gracias a la remolacha lograban mandarlos a la universidad», añade Salvador.
De esas casi 8.000 hectáreas de hace 50 años a las 6.263 que según el Ministerio de Agricultura se cultivaron en 2002 (última campaña con una molturadora en la provincia), y de ahí en caída libre hasta las 2.121 del pasado año, aunque con excepciones como las 7.000 de 2005.
Una paulatina desaparición que sigue esta campaña en ciernes. Las estimaciones de las Organizaciones Profesionales Agrarias (OPA)van desde una reducción del 20 al 40% con respecto a lo que se cultivó el pasado año. En cualquier caso, «difícilmente se llegará a las 2.000 hectáreas», entiende Alfonso Núñez, presidente de Asaja Palencia y el más optimista de todos en cuanto a la reducción de la superficie a cultivar. No ha ayudado la meteorología de la pasada primavera a la siembra «y muchos agricultores, al ver que no se podía sembrar luego se han decantado por otros cultivos», manifiesta Núñez.
A esto hay que sumar, obviamente, las cuestiones económicas. «Hay otros cultivos más cómodos que ofrecen mejores precios ahora, como por ejemplo los cereales y es entendible la diversificación de los cultivos por parte de los agricultores», defiende el presidente provincial de Asaja Palencia.
Pero también la desaparición o minoración de las compensaciones por tonelada y «el escaso esfuerzo de las empresas azucareras. Hace unos años se pagaba a 48 euros la tonelada. Ahora, a 40, contando las compensaciones de las Administraciones. Total, que las empresas pagan 27 euros por tonelada. Contando que los precios de producción no han hecho otra cosa que crecer, es normal que se deje de cultivar», alerta Domiciano Pastor, de UPA Palencia. Además, la nueva PAC no parece estar del lado de la remolacha en nuestras tierras, por lo que Núñez reclama a Azucarera (British Sugar), una de las dos empresas molturadoras de la Comunidad, un mayor esfuerzo «porque, al precio del azúcar, lleva mucho tiempo ganando mucho dinero a costa de los agricultores». La otra molturadora es la cooperativa Acor.
Otra de las razones que se esgrimen desde las OPA palentinas para este acusado descenso de la superficie cultivada de remolacha es la de las «trabas administrativas», señala Pablo García, de COAG Palencia. «Con la OCM de la remolacha redujimos la superficie a cultivar por remolacha en un 50%. Ahora no llegamos a la mitad de ese 50%. Y seguiremos así mientras tengamos que seguir cultivando lo que se les antoje a los políticos. Porque parece que tenemos que cultivar variedades que no son tan productivas o rentables; variedades que se quedan otros países», lamenta García que recuerda que la remolacha fue en Palencia una de las bases fundamentales de la agricultura, reducida ahora a la mínima expresión.
Según Núñez, el de la remolacha fue «un cultivo social», que generaba riqueza en todos los ámbitos. Desde el propietario a los peones, «que tenían que ir a entresacar, o a regar, sin olvidar a los trabajadores de las dos factorías azucareras de la provincia».
Este año es difícil encontrar tierras con esas matas verdes a ras de suelo que evidencian la dulce raíz y aunque la caída de los precios de los cereales podría dar algo de aire al cultivo de la remolacha en Palencia, a juicio de Domiciano Pastor, en unos años, «se podría decir que sólo va a quedar en la zona del Pisuerga, donde se ha llevado a cabo la modernización de los regadíos; y en el Cerrato, por la rentabilidad, y poco más»; aventura Pastor.
En la misma línea, pero mucho más pesimista, se encuentra Francisco Salvador, que no cree que este año se alcancen las 1.300 hectáreas de este cultivo en la provincia. «Los agricultores ya no creen en la remolacha, el que fue sector de oro, porque no les salen las cuentas. Va a ser algo que en unos años va a quedar reducido a pequeñas zonas de la provincia o a nostálgicos, de aquellos que por no perder la costumbre o la tradición siembren remolacha, pero no porque sea rentable».
Algo que, asegura Salvador, ocurre también en la provincia de Burgos.
Todo esto hace temer a las OPA lo que resume Alfonso Núñez: que la remolacha en Palencia «pase a mejor vida». El amén parece cercano.