Una década sin azúcar

Óscar Herrero
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Hace diez años 'Azucarera Ebro' clausuró la última molturadora de la provincia, la de Monzón de Campos

Los vecinos de Monzón y de toda la comarca se movilizaron para intentar evitar el cierre de la última molturadora palentina. - Foto: OSCAR NAVARRO

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Una imagen para el recuerdo: camiones esperando para entregar remolacha.
Una imagen para el recuerdo: camiones esperando para entregar remolacha. - Foto: O. N.
La planta, en el momento en el que se anunció su cierre.
La planta, en el momento en el que se anunció su cierre. - Foto: OSCAR NAVARRO

 
Eran las instalaciones de una productiva factoría. Hoy sólo son solares con esqueletos de edificios que evidencian la cicatriz que la industria azucarera dejó en la provincia de Palencia. Porque  la falta de plantas de remolacha en los bancales palentinos es difícil de descubrir para ojos inexpertos. Pero también es difícil obviar las naves medio derruidas, las puertas tapiadas, el abandono y la repercusión que dejó el cierre de la última fabrica azucarera de la provincia.
Esta misma semana se ha cumplido el décimo aniversario del anuncio de Azucarera Ebro –hoy Azucarera British Sugar- del cierre de la molturadora de Monzón de Campos. Una década en la que la única promesa que se ha cumplido fue la primera. Que no habría más campañas en Monzón de Campos y que la remolacha palentina tendría que buscar otras factorías para convertirse en azúcar.
El anuncio llegó al mediodía del 1 de agosto de 2003. Azucarera Ebro anunciaba el cierre, sin más paliativos. No pillaba de sorpresa. Un año antes ya había habido movimientos en este sentido y, coincidiendo con el anuncio del cierre de Fontaneda en Aguilar se organizó una de las más nutridas manifestaciones que se recuerdan en Palencia, con excepción de alguna del pasado año y la del fatídico 11M. Uno de los lemas elegidos, sin azúcar no hay galletas. Pero sí las hubo, afortunadamente, por otro lado.
En agosto de 2003 se firmó la capitulación de la industria azucarera palentina. Se firmó el acuerdo -oficialmente- entre Ebro, CCOO y la Junta, que había calificado el anuncio del cierre, en palabras del entonces consejero de Agricultura y actual presidente de la CHD, José Valín, como «sólo contactos para una eventual reestructuración». Se cerraba la única fábrica palentina de azúcar, después de que se hubiera asegurado su continuidad tras el cerrojazo, en 1998, de la molturadora de Venta de Baños. Parecía que con la venteña Palencia había hecho ya el sacrificio. Nada más lejos de la realidad.
Pese a la manifestación que se gestó para ese primer domingo de agosto, día 6, no hubo marcha atrás. Si acaso se generaron distintas promesas por parte de la empresa  con el apoyo de la Junta, para mantener el tejido industrial de la zona. 
El 21 de agosto, Valín anunciaba que Ebro, en contraprestación se había comprometido a mantener una planta de cogeneración en Monzón, con 30 trabajadores, así como la participación de la Junta en un proyecto de una maltería en el pueblo, con una inversión global de unos 30 millones de euros, y cuyo proyecto de viabilidad se presentaría el 30 de marzo de 2004.
Una alcoholera, luego la factoría maltera que vendería sus productos a la industria cervecera… Había hasta presupuestos y nombres, pero todos los proyectos se diluyeron como un terrón de azúcar en un vaso de agua. En 2006, Maltacarrión notificó a la Junta que renunciaba a la subvención concedida porque no iba a llevar a cabo el proyecto. 
«No fue más que una sarta de mentiras. Fíjate que las variedades malteras son complicadas de cultivar aquí, pero los agricultores se hubieran adaptado, seguro. Pero nada de nada», indica Pablo García, de COAG Palencia. Curiosamente, algo parecido ocurrió con las instalaciones de la azucarera de Peñafiel (Valladolid) donde se iba a instalar una empresa de elaboración de cereales para el desayuno. Todo quedó en agua de borrajas.
Los trabajadores fijos recibieron el ofrecimiento de trasladarse a otras factorías del grupo, con lo que la colonia de empleados que vivía en las casas de la empresa desapareció, dejando pantente su abandono en el censo del municipio. 
Al no cumplimiento de las promesas por parte de la multinacional, hay que añadir otros datos que hacen pensar que todo lo que tiene que ver con estas instalaciones en estos últimos 10 años está gafado. Los terrenos de estas casas estaban destinados a convertirse en una urbanización, pero la crisis del ladrillo dejó aparcado el proyecto. También iban a ser el escenario de la colocación de la primera traviesa de la Línea de Alta Velocidad Palencia-Cantabria, con el resultado ya conocido. Igualmente, durante las labores de desmantelación de las instalaciones fabriles se produjo un escape que provocó la muerte de miles de peces en el río Carrión. Los Tribunales castigaron a los responsables con tres meses de prisión y  339.607 euros en favor del Estado como indemnización.
 
Repercusión en el cultivo de remolacha. La respuesta a la pregunta sobre si el cierre de la molturadora de Monzón de Campos ha tenido que ver en el descenso de la plantación de remolacha es casi unánime entre los responsables de las OPA palentinas: sí. Sólo el secretario provincial de UPA, Domiciano Pastor, afirma que no hay relación alguna, puesto que «ahora te van a recoger la remolacha a la misma tierra».
No lo ven así el resto de responsables de las opas palentinas que ven una relación directa entre la desaparición de la molturadora de Monzón y la práctica extinción del cultivo de remolacha. «Habría descendido, claro, por el resto de condicionantes, pero no tanto. No hay más que ver que en las provincias en las que hay molturadora, el cultivo se ha comportado mejor», afirma Francisco Salvador, de UCCL.
«La azucarera de Monzón no tendría que haber desaparecido. No, porque la riqueza de la remolacha palentina en azúcar era superior a la media de toda la región», apunta Pablo García, de COAG Palencia.
Sin embargo, y pese a la actualización a la que se sometió la factoría monzonesa en 1997, desde 2003, las raíces palentinas ya no terminan su vida a orillas del Carrión, sino que tienen que viajar hasta otras provincias de la región.