¿CÓMO VIENE LA CAMPAÑA?

O. Herrero
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Los agricultores son cautos a la hora de calificar el estado de un cultivo que se sembró tarde por las precipitaciones y ha sido atacado por las tormentas

Un agricultor muestra el estado de las hojas del túbérculo tras una tormenta en julio. - Foto: Eva Garrido

 
Se cultiva menos, pero es verdad que la producción que han estado arrojando las tierras palentinas ha mejorado durante esta última década. No hay más que comprobar los datos oficiales que hace públicos el Ministerio de Agricultura en su Encuesta de Superficies y Rendimientos Agrarios.
Así, en el último año de la era dorada de la remolacha en la provincia de Palencia, en 2002, se logró una media de 70 toneladas por hectárea. Desde entonces, salvo en 2010, la producción ha estado siempre por encima. En 2011, último dato oficial (la encuesta de 2012 no incluye producciones) se alcanzaron las 87 toneladas por hectárea. 
 
En 1963, según los datos oficiales, cada hectárea de remolacha en Palencia rendía 23 toneladas
Un rendimiento ligeramente superior a la media de 2006, con 84 toneladas por hectárea, teniendo en cuenta que se contabilizan conjuntamente regadío y secano. Sin embargo, la mayor producción por hectárea en Palencia, según la encuesta de producciones y rendimiento del Ministerio llegó en 2009, con una media de casi 90 toneladas por hectárea. 
Sin embargo, este incremento en la producción por hectárea no compensa la reducción de la superficie a producir.
Lo cierto es que  «los medios y las semillas han evolucionado mucho en los últimos años, y podemos encontrarnos regadíos con 100 ó 110 toneladas por hectárea», asegura Alfonso Núñez, presidente de Asaja Palencia.
Como muestra evidente de la evolución del rendimiento logrado, el dato de 1963 ofrece una mayor perspectiva. 
En aquel año, en Palencia se produjeron 1.587.000 quintales, medida usada oficialmente. Esto arroja un rendimiento medio de 230 quintales por hectárea o, lo que es lo mismo, 23 toneladas por hectárea.
Algo más se espera para este otoño, es verdad, pero aún está lejos de saberse el resultado neto por hectárea de una campaña «tardía» y que no ha permitido a la raíz de la remolacha desarrollarse como debiera, además de sufrir al ataque de las tormentas. 
«La planta va a tener que llevar a cabo su desarrollo en muy poco tiempo, y eso puede repercutir, tanto en la producción en toneladas como en su riqueza», apunta Francisco Salvador, de UCCL Palencia. 
Además, está la cautela que todo agricultor haría suya. Habrá que esperar a ver cómo se comporta ahora el tiempo y si acompaña de aquí al otoño para no dar al traste con la plantación más exigua de remolacha de los últimos tiempos.