Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


La Puebla

20/02/2025

Hace ya tiempo que Marcelino pronunció una conferencia sobre las peculiaridades de La Puebla, barrio en el que vivió primero en la calle Estrada y, luego, en Colón, en los bajos de la casa  del querido  don Julio Aguado Matorras. La Puebla, cuando llegó de chiguito, con apenas seis años, la recordaba como «barrio de menestrales y pelaires, bataneros y cardadores, mazorqueros, gente, en fin, a vueltas con la lana  y sus  vellones. Es el barrio desaparecido, no el que ahora ocupa su lugar, velay que a uno le salgan los colores del desamparo, que no del desánimo y aguantando la vela que se mueve libre en aires perdidos, pero vivos, sea palo de recuerdo y pendón de nomolvides. Y, entonces, no tengo más remedio que irme a la infancia, único sitio donde el tiempo es inmortal, o tiempo en el que uno es inmortal. Se nace en un barrio, aunque luego nos movamos en una ciudad. ¿El barrio es también una infancia? ¿Con infancia y amor vive un barrio? Desde el amor y desde la infancia cada cual mantiene vivo su barrio, lo hace perdurable.
Cayeron casas, corrales, coralillos, se modificó el trazado de sus calles que se hicieron más limpias, más rectas, más claras por la anchura, más sombrías por la sinrazón de la altura de sus casas, y, sobre todo, menos humanas y menos cordiales. Nunca se olvide que este adjetivo tiene su nacimiento en la palabra con la que los latinos daban nombre al corazón».
Sus textos definen el amor su ciudad sobre la que escribió libros. Uno fue Palencia ayer, del que  se hicieron varias ediciones. Sentía, a pesar de que jamás pregonaba sus logros, auténtica satisfacción,  pues, me comentaba: «fue el único premio que obtuve sin haberme presentado. Un jurado elige por la calidad del texto. Premio Miguel Delibes. Se sintió muy feliz con él. Vuelvo a leerlo. Juntos recorrimos las calles y lugares que en él aparecen. Momentos felices, con nuestros hijos y luego nietos, en Palencia esta gran ciudad de la que deberíamos enorgullecernos y cuidarla. Leo prensa, oigo radio, veo televisión. Si una décima parte de estas ayudas se dedicase a Cultura, quizá nos fuese mejor. ¿Recuerdan las Jornadas de Poesía? ¿Saben cuántos poetas inmensos llegaron a Palencia gracias al afán de Julián Alonso y García Velasco?