El pasado fin de semana tuve la oportunidad de asistir al teatro, en Madrid. La novedad fue que se representaba una obra de la literatura española estrenada hace setenta y cinco años. Su autor, Antonio Buero Vallejo, obtuvo el máximo galardón de su tiempo para un autor desconocido: el premio Lope de Vega. Se trata de su ópera prima que le dio el éxito de modo rotundo e inmediato tanto de público como de crítica. Unanimidad que raras veces ocurre. La obra Historia de una escalera inicia la corriente del teatro social que produjo tan importantes obras en los años de la posguerra española. Ahora se retoma aquel texto con pequeños arreglos que la actualizan, pero sin modificar nada su mensaje que sigue siendo actual. La reposición de la obra se realiza en el mismo escenario en que se estrenó el 14 de octubre de 1949 : el Teatro Español, de Madrid. El espacio escénico consiste en el rellano de la escalera de una modesta vivienda de vecinos de clase media baja en el Madrid de la posguerra. La trama se estructura en pequeñas historias que protagonizan los habitantes de la casa y que el autor dispone en el transcurso de tres momentos de la historia de España-primavera de 1919, otoño de 1929 e invierno de 1949-así como las vivencias de dos generaciones acosadas por los mismos problemas de índole social y económica. El autor recoge el lenguaje castizo madrileño con el gracejo y el donaire propios poniendo el punto costumbrista a la obra y animando la acción dramática para dar entidad a los personajes. El autor, buen conocedor de la historia de nuestro teatro, actualiza alguno de los tipos clásicos con verdadero acierto. El público de 2025 asiste sorprendido al comprobar que los problemas de aquella sociedad de hace setenta y cinco años siguen teniendo los mismos fundamentos que la actual. Los problemas económicos son el eje en torno al que se desarrolla la acción: las dificultades para pagar el alquiler de la vivienda, el recibo de la luz o la cesta de la compra diaria. Así planteado el desarrollo de la obra, su actualidad es natural. El trabajo que realizan los actores y su directora es de gran calidad dramática, lo que hace que esta reposición teatral sea una gratísima experiencia para los espectadores de hoy.