La reciente controversia acerca de la peatonalización, completa o mediopensionista, de una calle en nuestra pequeña ciudad me ha evocado lo que sucedió en los noventa con la controversia acerca de si se debía peatonalizar la arteria principal, nuestra magnífica Calle Mayor. En aquel tiempo una amplia manifestación de comerciantes y ciudadanos salieron a la calle para dejar claro que se oponían a que fuera peatonal, pues argumentaban que eso iba a causar quebranto en las economías de algunos y molestias al resto. No se privaban los grupos políticos de oponerse unos a otros aprovechando la ocasión. Pero un giro de los acontecimientos permitió que quienes nos pidieron firmas para evitar peatonalizar la calle mayor, comprobando que el desastre anunciando se demoraba, y que las molestias habían dado paso a una gran comodidad para los peatones, decidieron constituir una magna asociación que llamaron así, peatonal, publicitando con ese significante su pelea anterior, y organizaron grandes eventos y concursos para animar al comercio, que ya empezaba a anunciar tormentas. El giro fue muy inteligente y adaptativo. Pasear o correr o desfilar por la calle mayor, sea en la semana santa, sea en alguna manifestación, sea en la san silvestre o en la cabalgata de reyes, o ir y venir sin más como en la homónima película de Juan Antonio Bardem, han sido desde entonces uno de los placeres cotidianos para muchos, al margen de los lugares de los que más nos sentimos orgullosos los palentinos cuando mostramos a los visitantes algo de nuestra ciudad. El centro de las ciudades es peatonal, vayas donde vayas. Aquí hemos conocido coches en la Plaza Mayor, y en la Calle Mayor. Hoy ya no, salvo las horas permitidas. Aunque los niños ya no juegan en nuestras calles, mejor que sean peatonales. Si las personas mayores demandan menos ruido y más tranquilidad, mejor también que circulen sin coches cerca. Si la contaminación se puede alejar un poco, eso que ganamos todos. Y si podemos ver más animada la vida del comercio, mejor ir de compras andando. Y si podemos encontrarnos a pie y parar y saludar, mejor peatonal. Lo de menos son los detalles técnicos y las soluciones que se encuentren, y la política de la toma de decisiones.
Lo de más es buscar lo que es más bello, para que existan bellos motivos para que los más jóvenes no nos sigan abandonando.