Hoy les voy a hablar del síndrome de la rana hervida, una analogía elaborada por el escritor y filósofo Olivier Clerc usada para describir lo que sucede cuando un problema se da tan lentamente que sus daños no se perciben de inmediato y esa falta de conciencia de los mismos hace que no haya reacciones o que éstas sean tardías para evitar o revertir los daños que ocasiona. La premisa es que si se introduce una rana en un cazo de agua hirviendo se escapará dando saltos y se salvará, pero si se la pone en agua tibia que luego se lleva a ebullición lentamente, la rana no percibirá el peligro y se cocerá hasta la muerte. La historia se usa a menudo como una metáfora de la incapacidad o falta de voluntad de las personas para reaccionar o ser conscientes de un problema que aparece gradualmente en vez de surgir de repente.
Les voy a poner un ejemplo. La Dana que el 29 de octubre anegó de agua y lodo Paiporta causó, además de 45 muertes, pérdidas e importantes daños materiales en cientos de negocios que requerían la ejecución de grandes inversiones para restaurar locales, reponer mercancías y evitar así el cierre. La reacción de los afectados fue vehemente pidiendo la reparación de las infraestructuras y la eficaz canalización de las ayudas. Por supuesto, la alcaldesa de Paiporta lideró las reivindicaciones exigiendo a Gobierno y Generalitat celeridad en la satisfacción de las demandas de sus vecinos, y lo ha logrado. Por su parte, Palencia capital lleva años sufriendo el progresivo deterioro de su economía, un goteo de cierre de negocios, personas paradas, y jóvenes que se van. Les voy a dar un dato que quizás no conozcan. Según el Directorio Central de Empresas del INE, de 2012 a 2024 en la capital han cerrado 680 negocios en el comercio, el transporte y la hostelería, el 30% de los existentes hace 12 años. Es un dato brutal, similar al de Paiporta, pero aquí no hay reacción de la ciudadanía, aceptante entre resignada y apática de este triste devenir; tampoco de la alcaldesa, quien no exige a otras administraciones las inversiones que la ciudad necesita, y sigue enredada con juegos florales que entretienen, pero nada solucionan. Así que, si nada cambia, en breve la «rana palentina» estará hervida y ya nada se podrá hacer por ella. Croac.