Seguro que recuerdan aquella canción de los ochenta de Gabinete Caligari titulada Camino Soria ¿verdad? De las preferidas de mi juventud, quizás porque cantaba las virtudes de una capital aún más pequeñita que Palencia «Todo el mundo sabe que es difícil encontrar… en la vida un lugar… donde el tiempo pasa cadencioso sin pensar… y el dolor es fugaz… Voy… camino… Soria…» Me encantaba. Viene a cuento esta mención musical porque voy a hablarles de la capital soriana, que tiene 41.000 habitantes, poco más de la mitad de los 77.000 de Palencia. Desde un punto de vista de gestión municipal, tiene la mitad tanto de demandantes de servicios como de potenciales contribuyentes. ¿Y ese diferencial tiene reflejo presupuestario? Pues desgraciadamente para nosotros, y felizmente para los sorianos, no.
Les conté hace dos semanas que el equipo de Gobierno del Ayuntamiento palentino había presentado para 2025, probablemente, el peor presupuesto de la historia de nuestra ciudad. Y avalé esa afirmación con el dato de la inversión, recogida en los capítulos 6 y 7 del presupuesto de gastos. Sólo 4 millones de euros, el menor esfuerzo inversor de los últimos cuarenta años, y la cifra más baja entre las cincuenta capitales de España. Si nos comparamos con Soria, por poner el ejemplo más sangrante, sus cuentas contemplan 19 millones de inversión, casi cinco veces más. ¿Y eso? ¿Cómo es posible? Pues porque elaborar un presupuesto es algo más que cuadrar ingresos y gastos. Eso lo sabe su alcalde, Carlos Martínez, y su concejal de Hacienda, Javier Muñoz, quienes en 2024 han trabajado duro para obtener una cantidad ingente de recursos procedentes de Gobierno, Junta, Diputación y Europa con los que financiar proyectos de inversión en la capital soriana. El importe de esas transferencias de capital, reflejado en el capítulo 7 del presupuesto de ingresos, asciende a 6,3 millones de euros. ¿Y eso es mucho o es poco? Pues compárenlo con los 735.000 eurillos de Palencia, y entenderán por qué no tenemos ni para asfaltar calles. Por eso, no estaría mal que Miriam Andrés y Carlos Hernández emularan la letra de la canción de Gabinete Caligari, y fueran camino Soria para tomar nota de cómo elaborar un presupuesto que no sea una rémora para la ciudad.