Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Autoestima personal

28/05/2024

Queramos o no reconocerlo, vivimos en una guerra permanente; y así, no se puede reconstruir tampoco un mañana mejor. En efecto, para pasar de esta página de contiendas absurdas a otra realidad más armónica, hemos de activar los lenguajes del corazón, que son los pulsos que nos esclarecen la visión y nos destapan la sordera. 
Indudablemente, tenemos que formarnos en movimientos que nos acerquen; pues es la proximidad y el intercambio de vivencias, lo que en realidad modifica nuestro talante, modos y maneras de vivir. Sin duda, una reflexión serena es lo que nos hace falta, para llegar a una sabiduría intachable. Para ello, hemos de despojarnos de intereses, con el ánimo de la concordia y la acción colectiva, que es como se rehace un mundo más igualitario, justo y sostenible. 
Pensamos que lo sabemos todo y no sabemos nada. Vamos de listos y el mundo nos aborrega, adormeciéndonos y adoctrinándonos a su interesado guión, que no es otro que el tener y el poseer. Todo lo contrario a lo que debemos de hacer, para huir de este huracán destructivo, que nos está robando la esperanza y empedrando nuestros correctos latidos. 
Solos, nunca podremos alcanzar nada, pero hermanados de verdad reconquistaremos la bondad y se fraternizarán los vínculos, formando una alianza mundial en un esfuerzo conjunto de cultos y culturas. Quizás nos sea bueno activar nuestra autoestima personal, para que dejen de dominarnos estos poderes insanos y crueles, corruptos a más no poder; puesto que a su paso, lo deshumanizan todo y pervierten.
La afectiva y efectiva transformación no llega con un sumatorio de información cuya veracidad tampoco está asegurada, ni con una búsqueda ansiosa por internet, se consigue reencontrándonos entre sí. 
En todo caso, para penetrar en el núcleo de la existencia hay que cultivar el contacto real, el abrazo sincero y la pasión por un recorrido libre, que nos lleve a una vereda de sueños ilusionantes, capaces de generar relaciones de pertenencia entre sus miembros. Nadie puede sentirse extraño en el camino. Tenemos que atendernos y entendernos mutuamente. ¡El aislamiento, jamás; la sana vecindad, siempre!  

ARCHIVADO EN: Guerra, Huracán