Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


En silencio

06/01/2024

Es el recurso del solitario, mejor dicho, de lo impuesto por el destino. O calla y piensa, o habla solo aunque tiemblen las paredes incluso las de piedra maciza. Pero es lo que hay. Aparte de que a lo peor, a veces, ser escuchado no repercute a favor del que habla, porque las interpretaciones no tienen decretos y, según sea el escuchante, puede ser que el pobre parlante, encuentre preguntas..., expresiones..., opiniones o consejos que hubiera preferido no oír. Es que la vida personal, es un embrollo que requiere clases particulares, y de vez en cuando hasta se tendría que premiar con matrícula de honor. Ocurre frecuentemente al hacer confidencias: Te abres en canal, te expansionas porque tu salud mental te pide a gritos que cuentes aquello que te está haciendo papilla de puertas para dentro, y cuando esperas el abrazo templado, te sorprende el bostezo por aburrimiento, prueba evidente de que tu problemón, allí, importa un carajo, y aunque en el tema, pensemos que nos va la vida, reflexionando  con sensatez, tendríamos que reconocer que todo nuestro asunto, remataría a un muerto. Por otra parte,  el dolor introvertido, y rumiado  para sí mismo, tampoco es bueno. Me aseguró un famoso dermatólogo, que cuando las lágrimas ruedan por las mejillas, y las dejamos resbalar a chorro, abriendo la compuerta, reportan más beneficio que la crema de belleza más prestigiosa. Y añadió: -Por eso estás tú tan guapa. -- Yo, desde que me dijo esa trola, ya no me contengo, y lloro sin traza porque enseguida lo consigo. El silencio es, también, el mayor amigo de la creatividad literaria: Fomenta la inspiración relajada... y hasta puede ser la clave de algo que el acompañamiento te encubría. Esa frase que a simple vista parece alentadora, de -¡no lo pienses!- puede estar equivocada. Y en silencio revivimos momentos maravillosos... y morimos por los horrorosos... y fraguamos planes... y lloramos por algo planeado y fracasado... y sentimos miedo... y a veces terror... y si suena el teléfono nos asusta... y si no suena nos preocupa... y el libro entre manos no pasa la página... y a la pared de enfrente la conmueve nuestra mirada fija, de rostro serio y sin pestañear... y en silencio terminamos dormidos en la punta de una lanza... y en silencio, en la cama padecemos insomnio... Y todo en silencio... en silencio... en silencio...  

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