En mi permanente divulgación del mundo del vino, me gusta siempre que puedo compararlo con las personas, para intentar hacerlo menos hierático, más fácil de comprender, y en mis catas, cenas maridaje, formaciones y demás, siempre utilizo esta forma de acercarlo a los consumidores.
Jaime Fernández, eterno capitán del Club Baloncesto Palencia, este verano me preguntó: «Míster, ¿Y yo qué vino sería?». Le prometí que se lo iba a contestar en este espacio, así que allá voy: 
Cuando le conocí, hace casi 35 años, en el Club Baloncesto Unión Castilla, él venía de Barcelona. Muy fuerte, entrenaba duro, muy seguro de sí mismo, un poco vacilón en los entrenamientos y muy competitivo, disciplinado con entrenadores y respetuoso con los rivales. Podría ser un cava brut reserva con unos meses ya de botella, que es brillante, de burbuja atractiva y muy joven pero ya está algo asentado, hay ya franqueza en él pero se adivina una buena evolución a futuro corto y medio plazo.
Allá por 1997 fui su entrenador en el CBP y le hice co-capitán compartiendo con Óscar León. Responsable, comprometido, liderando con su actitud en los partidos, algo individual dentro del grupo humano, no tenía especial roce con ningún compañero y se relacionaba con todos aunque no hubiera una estrecha relación con alguno, siempre dispuesto a ayudar en campo y banquillo, entendiendo bien su rol sociológico y deportivo. A pesar de su juventud, ya sería un tinto reserva clásico, con madurez y serenidad, aunque en ocasiones pienso en un maceración carbónica o fermentado con raspón, muy directo, algo salvaje y chispeante, que algún pique sí que tuvo aquel año con algún rival, pero más con algún árbitro… 
Ahora, casi cincuentón y sin perder la pasión, manteniéndose en forma, cuidando su físico como siempre, en un entorno que por edad más podría corresponder al de la siguiente generación, es más líder, más sabio. Es un vino de los que ha vuelto a recuperar variedades olvidadas, prácticas ancestrales casi extintas, como un vino tinto de uva Tintilla de Rota en Cádiz (tánico, opulento, amplio), o Moristel oscense (resistente a enfermedades, vigoroso, apto para combinar con otras variedades).
En cualquier caso, Jaime, no hay duda de que serías un gran vino.