Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Ráfagas otoñales

12/10/2024

El otoño palentino es precioso, y para mí, muy recordable. Durante aquella etapa de mi niñez, en la que regresaba el  jaleo de pizarras... pizarrines... encerados.....Aquellos otoños  y sus huellas, dan para mucho. Madres, tías, primas, abuelos, amigas.....todos los afectos juntos  en torno a un calor de llama, al que ya se comenzaba a recurrir, porque los rayos de sol se volvían perezosos, y aunque  con las prendas de abrigo intermedio se procuraba hacerlos frente, y se formaban reuniones, tertulias, y corrillos por los bancos de plazas y patios, a veces había que sacar ya de las perchas los trapitos con solapas. Los ratos templados, los aprovechaban mis queridas antepasadas, en  buscar por el campo cositas de comer, y algunas muy ricas berros...setas.....moras...majuelas...endrinas...mientras los pequeñajos , detrás de ellas, perseguíamos a las lagartijas, que se colaban por las tapias. Y al regreso a casa, a preparar sopa de ajo calentita, después a rezar el rosario, y prontito, a la cama. Algunos de aquellos rosarios que se intercalaban entre los dedos de quien llevaba la voz cantante, mientras el resto tertuliano respondía : - ora por no vis -, eran auténticas joyas. Mi abuela tenía uno de plata, con las cuentas de nácar, regalo de mi abuelo, maravilloso, con él, pidió la mano de su novia, y no sólo le concedieron la mano, sino todo lo demás. La prueba es, que aquí estoy yo. Y...haciendo un inciso : ¿Dónde iría a parar aquella joya tan valiosa, y tan digna de seguir siendo admirada ? Mi familia nunca ha sido partidaria de pedir cuentas, se ve que lo consideramos muy prosaico, y así nos ha lucido el pelo. Y dejando pasados otoños voy a centrarme un poco en el otoño presente, y que comenzó mejor de lo que continúa : Durante sus primeros días, que fueron templados y soleados, en uno de mis paseos, me encontré con una amiga, y charlamos sin prisa. De pronto pasó un grupo de chicos  al estilo de los muchos que están de moda : Pendientes....cortes de pelo raros.... aros de metal colgando de la nariz....tatuajes.... Y dije yo : Pues a mí no me gusta el estilo que adopta parte de la juventud, mira, yo prefiero  por ejemplo, el porte de ese hombre tan majo que viene por ahí: Visera, mochila al hombro, pantalón corto...zapatos deportivos....Mi amiga soltó una carcajada, y dándome un empujoncillo en el hombro me dijo.  ¡Pero si es el nuevo sacerdote !  Muerta de  sorpresa la supliqué que no contase absolutamente a nadie mi metedura  de pata. Espero que lo haya cumplido.