Suele ser propio de los comienzos de un nuevo año hacer algún propósito de los que no se cumplen: Otra ilusión navideña. Si yo me hiciese uno lo tendría claro, pero como es imposible cumplirlo… para qué me lo voy ni a plantear. Hablo de desenchufarme de las redes, empezando por la TV y siguiendo por el WhatsApp y Google. No estoy en ninguna más. La cantidad de información diaria, genera una enfermedad que aún no tiene nombre, pero que produce una intensa depresión ante un panorama ten crudo. Porque son desoladores los artículos sobre lo que serán los niños de ahora dentro de unos años, por lo que se refiere a su conexión temprana a las redes; desoladoras las imágenes de las guerras que se extienden por el mundo imparables y brutales; desolador tener que atender cada día a la evolución de las causas abiertas de la política, desde los distintos flancos que conforman una mafia sonrojante y vergonzosa. Desoladoras las películas y series de la mayoría de plataformas, y hasta las de sobremesa, en las que la violencia familiar con menores incluidos, son pavorosas y se han normalizado de manera indignante, ya que violencia y sexo invaden nuestra casa y seres tarados conviven con naturalidad entre nuestra familia. Desolador el nivelazo de los llamados entretenimientos que sin ingenio alguno… (Ay aquellas empanadillas de Martes y Trece) se sirven de una estampita o un vestido cada año más horroroso y estrambótico apoyando La liga de la leche y tal… que sirven para dar de comer durante días a todas las tertulias que pueblan nuestras televisiones. Fue el gran Valle Inclán, quien creó el Esperpento, una estética de la deformación, donde se reflejaba parte del comportamiento de nuestra sociedad que recae en lo grotesco como una trágica mojiganga que deviene de mezclar lo real con lo absurdo, para alejar el mal. Pues eso, La Pedroche y La Lalachus. En fin, un entretenimiento. Lo mejor está por venir. Los actos de conmemoración a la muerte de Franco durante todo un año. Creo que son 50. Pero que quieren qué les diga… Si el personal se entretiene y ellos no tienen otra cosa que hacer, pues hacen requetebién. Mientras tanto, Dios dirá. Puro estoicismo para vivir feliz. Desde el fondo del corazón ¡Feliz año 2025 les deseo!.