Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


¡Y... va y se muere!

06/07/2024

Tiene más de ochenta años, reside en un pequeño pueblo de la provincia de Salamanca, y su vida relajada y tranquila transcurre  entre jugar al parchís con su grupo de amigas... pasear... entretenerse  regando sus macetas... cuidadando sus gallinas... limpiando su casa... Pero hace cinco años, el grupo, acordó apuntarse a un viaje promovido por Imserso, que consistía en pasar diez días en Benidorm por un precio moderado. Y  lo realizaron. Y allí le conoció. Sí, porque él, acudió allí por la misma razón. También vivía solo, en un pequeño pueblo de la provincia de León. Comenzó su amistoso trato bailando juntos  el... ¡Pajaritos por aquí... pajaritos por allá..... ja, ja, ja ja...!, siguieron las charlas, confidencias... y lo pasaron bien contándose ambos sus vidas y sus rollos. Y se gustaron. Decidieron vivir juntos a partir de finalizar sus cortas vacaciones. Y... ¿en tu casa, o en la mía? Y fue en la de ella, porque... yo, por nadie, dejo mi casita y mi pueblo. Tiene aquí una sobrina, con la que yo me llevo bien y me contó: - Hoy llega mi tía, al fin lo he conseguido, estará conmigo una semanita porque la pobre ha perdido al hombre con el que vivía, está muy triste y a ver si logro animarla un poco. Es que... ¡estaba muy enamorada!.  Y me anime también yo, quise conocerla y fue un dulce descubrimiento. Me encantó. Dentro de su avanzada edad, y a pesar de su tristeza, tiene muy buen aspecto. Estuvo muy cariñosa y agradeciendo mucho mi visita, me fue haciendo confidencias,  como que.... -además de muy guapo, era requetebueno, me quiso mucho, y yo a él. Roncaba, es verdad, pero eso de despertar y tenerlo pegadito a mi... ¡lo de menos eran los ronquidos!.  O se volvió muy perezoso, no quería pasear, pero yo ya me acostumbré a su costumbre y  ¡lo pasábamos muy bien aburriendonos juntos! O mujer, si todo le vino seguido: Comenzó  con no poder andar, luego le operaron de vesícula, era diabético, yo notaba que decía cosas raras y sin sentido, pero por lo demás... ¡estaba estupendamente!  Y... sin más ni más, y cuando menos lo esperaba... ¡Va y se muere!. Yo miraba aquel conjunto de sensibilidad y ternura, expresado a su manera, y pensé que sí, que a ella se la fue un buen hombre, pero que él ha tenido durante unos años a su lado un verdadero angelote.  Siempre recordaré ese revoltijo de amor, tristeza, resignación, bondad, ingenuidad,y frases lapidarias. Me ha ganado por completo. Me despedí de ella con un beso muy fuerte.

ARCHIVADO EN: Imserso, Salamanca, León