Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Estamos enfermos

10/10/2023

El aluvión de tensiones que a diario injertamos por todas nuestras moradas internas, nos están deshumanizando por completo. Todo lo domina la economía en vez del auténtico amor. Con demasiada frecuencia, olvidamos que, por el solo hecho de nacer, estamos llamados a convertirnos en custodios, pero no siguiendo la injusta  ruta presente, según la cual se presta mayor atención y cuidado a quienes aportan ventajas productivas a la sociedad, sin considerar a ese mundo excluido, que son los que hacen resplandecer con sus heridas, la auténtica belleza de la dignidad. Confluir es lo que nos alienta en los desalientos, que son muchos y diversos. La inhumanidad es manifiesta y la vuelta atrás también. Trabajemos el futuro, manteniendo los principios y valores, pero avanzando en corregir lo que nos desequilibra. Desertemos de vivir sólo de don dinero; necesitamos amor y cuidados, encontrar y reencontrarnos, saber quiénes somos y por qué caminamos. Esto nos muestra, la necesidad de despertar cada día, porque el sueño y la esperanza continúan con nosotros, a pesar de los pesares. Apliquemos actitud contemplativa y después acción y reacción. Todo puede comenzar por nosotros mismos. Hagamos que los enemigos se vuelvan amigos para ahuyentar a los que nos aborrecen. Por otra parte, velar por la salud como por la educación, asistir e insistir en la asistencia humanitaria, es el punto de partida para abrirse a una felicidad sin fin. Por eso, los profesionales que se gastan su tiempo y se desgastan en cumplir el objetivo de protegernos, ejercen una alta y venerable tarea, la de estar en guardia ante cualquier llamada de auxilio. Sin robustez, el orbe y el ser humano están gravemente hundidos. Considero que estamos enfermos, que la cura del mundo es más necesaria que nunca, en un diario de muchas prioridades que compiten entre sí, ahogándonos por completo. Tampoco podemos dejar a un lado las débiles pulsaciones de nuestros semejantes. Indudablemente, precisamos escucharnos, bajarnos del pedestal para hermanarnos y subir al horizonte que nos rodea para abrazarnos mutuamente, cuidando esta mansión planetaria que nos acoge sin pedirnos nada como canje, recogiendo también las mundanidades. 

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