Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Las de tapadillo

09/07/2024

No quieren estar en primera fila, las de tapadillo se adaptan con humildad a un segundo plano tras el marido o pareja. Van tras él, pero cubiertas, tapadas, de tapadillo como las flautas del órgano encriptadas en su registro secreto. Y aunque Valle Inclán llamara casas de tapadillo a ciertas casas discretas en su obra Tirano Banderas, yo solo me refiero a las señoras que están empujando a sus maridos, encubriendo su poder en un delicado manto de disimulo para no menospreciar al esposo. Poderosa era Dalila, la mujer de Sansón, que le cortó el cabello anulando la fuerza de su pareja capaz de matar a un león con las manos. Decían, al analizar la vida de los esposos Curie, que ella era quien hizo posible el descubrimiento del radio. Y se hizo famosa la frase: detrás de un hombre importante, hay una mujer fuerte. La esposa de Biden le está ayudando y empujando a presentarse a las elecciones, tomándole de la mano para bajar las escalerillas de los aviones, tapando su impotente vejez. Evita Perón sustituyó en el poder a su esposo, admirándola Franco en su atrevimiento, a pesar de no compartir determinadas formas políticas con ella y su marido. Los marroquíes que han tenido negocios con Begoña Gómez saben que tiene más fuerza que el presidente y así lo han expresado en grabaciones más o menos secretas. Quien llevaba la contabilidad de los negocios de las saunas de su padre tenía que estar curtida en el desprecio de las penas que arrastraban las muchachas sin clientes tras una enfermedad. En su rostro hay impasibilidad. La fuerte es Camila, la perpetua amante hoy reina inglesa, en comparación con el rey Carlos de Inglaterra. Y en la realeza también se aprecia más segura la personalidad de la reina Leticia, que la de su esposo, aunque el pueblo español no toleraría desprecios a nuestro monarca y mucho menos infidelidades, lo que la debe hacer caminar con pies de plomo. Por eso el ciudadano ha abrazado con ansia a la princesa Leonor. Como dice Zweig: a ti que nunca me conociste. Ellas son importantes, pero que cuiden el tapadillo, o harán verdad que el valiente vive hasta que el cobarde quiere.