Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Memoria del mirar

05/12/2024

Este libro fue editado en 2006 por la Fundación Jorge Guillén, Junta de Castilla y León, Ayuntamiento de Valladolid y la Universidad de Valladolid, bajo la dirección de Antonio Piedra, fue impreso en Gráf. Andrés Martín y está dedicado a Carmen, íntimo refugio. Por Youtube, me ha llegado uno de sus poemas, está en la página 18, escrito con sensibilidad íntima que llega muy adentro. Siempre que vuelvo a él me hace pensar que, palabra a palabra, «verso a verso», el poeta busca la perfección, a medida que avanza, hasta llegar al culmen: los dos versos con los que finaliza el poema, rotundos, certeros. El resumen, la realidad de toda vida, de cada una de las vidas que millones de hombres vivieron en la Tierra. Con dos versos cierra este poema y aclara en ellos lo que ya había afirmado  de su diario vivir: «Hablo de mí porque es lo que mejor conozco». No es largo y, les animo, en este tiempo gris de un otoño, casi apagado, a leerlo en voz baja o alta, en el silencio más profundo o compartiéndolo con alguien cercano. No les defraudará. Se lo aseguro, porque Memoria del mirar, transcribo, no son mis palabras, «ahonda en el concepto machadiano de la poesía como palabra en el tiempo, revitalizándolo». Ahí va el poema, su título: La palabra vivida. Y SIEMPRE nos sorprende la palabra/ desnudos frente al mar de los deseos, / mientras vive en nosotros sólo tiempo arrumbado. /Llega sin música de mar/ y cabe un mar en ella. / arranca de las sombras de la memoria de los nombres, / sueños gastados, vientos en derrota, /como donceles abolidos, / luces de eterna claridad serena. Más sólo la palabra vivida permanece/ y presta melodía a otras palabras, / ya vividas también, /aunque haya sido apenas una vez/ y desde el sueño. /  El poema no es más que vida/ llenándose de tiempo. Creo que el poema: La palabra vivida, es un canto a ese vivir, el de cada uno, que transcurre y pasa raudo, sin dejarnos demasiado tiempo para pensar y valorar nuestros aciertos y derrotas. Es aquella  nube que descubren nuestros ojos en un día de sol radiante y que, no llegamos a discernir, si la estamos inventando, o si es, en verdad, algo hermoso que vale la pena retener en nuestra mente como remedio que consuele en un día menos afortunado. Llegará, sin duda.