Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Un día en la vida de Asun

09/06/2024

Amaneció espléndido. Los mirlos arreglaban su negro plumaje sobre las ramas del altivo magnolio que se yergue en el jardín de la residencia de mayores Puente de Hierro. Asun se levanta a su hora habitual ayudada por las auxiliares, desayuna y a media mañana la llevan a la peluquería. Se extraña, pregunta: ¿por qué hoy? Lo cierto es que a esta mujer de 103 septiembres de sonrisa serena la esperaba un día muy especial. Asun siempre está dispuesta a dialogar con quien se le acerque; le gusta hablar y sabe escuchar. En una de nuestras charlas me confió que tenía pendiente un deseo que no sabía cómo lograr. Pregunté si podía saber qué era y agudicé el oído. Conmovida, me prometí conseguir lo que tanto anhelaba. Debo decir que desde el primer momento hallé toda la ayuda y amabilidad en quienes eran los depositarios de lo que tanto ansiaba; los cordones del Nazareno. La cofradía se ofreció a hacérselos llegar. Incluso podían ser ellos los que personalmente se los entregaran, y eso fue lo que ocurrió el pasado día 30 por la tarde. Supervisado todo por Teresa, diligente trabajadora social de la residencia, una numerosa representación familiar no quiso perderse tan feliz momento para Asun que, cuando entraron en su unidad de convivencia no salía de su asombro. ¿Qué pasa? preguntó a su hija, pues desconocía por qué estaban allí y, emocionada, abrazaba a todos ellos con ojillos interrogantes. Y llegó el momento esperado. El hermano mayor, Fausto San Martín, y el secretario, Roberto Calaveras, de la Cofradía de Jesús Nazareno le fueron presentados. El hno. mayor le entregó los cordones del Nazareno, que ella llevó a sus labios con un agradecido y timidillo gracias. Después, la obsequiaron con una meritoria lámina conmemorativa del tercer centenario (1.717-2017) de la bendición de la talla de Jesús Nazareno El Viejo, que coincidió con la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad de Palencia a esta cofradía. Finalmente, le entregaron un pin que tuve el honor de colocar en su solapa. Gracias a  los Nazarenos y a la residencia en nombre de la familia por hacer posible que  Asun fuera la mujer más feliz del mundo.