Arturo J. Pinto

El rincón del abad

Arturo J. Pinto


Un lastre para la clase media y los jóvenes

26/09/2024

Es una evidencia que se ha deteriorado la economía doméstica (familias, jóvenes…) desde que el socialista Pedro Sánchez obtuvo el poder -aunque no gobierne para la mayoría de los ciudadanos, sino para una minoría representada por partidos que cuestionan la existencia del Estado español-, ya hace seis años, período en el que los problemas para llegar a final de mes se han agudizado entre la clase media, con pérdida de poder adquisitivo de los ingresos (salarios) respecto a los gastos (cesta de la compra, energía, vivienda…) de la mayoría de las familias que antes de la era Sánchez vivían más acomodados.
Llevamos seis años de muchos eslóganes gubernamentales y palabrería frentista, pero pocos hechos beneficiosos para la mayoría de la sociedad, que soporta estoicamente políticas agresivas que tienen más que ver con intentar cambiar o coaccionar sobre nuestra forma de vivir, de pensar o de disfrutar…, que de gestionar con rigor, transparencia y sentido común nuestros servicios públicos y establecer un marco de estabilidad para el crecimiento económico real que beneficie a las familias y los jóvenes.
La crisis inflacionista provocada por la escalada de los precios energéticos y, por ende, de los costes de producción o el incremento de la fiscalidad han provocado el encarecimiento de los productos de primera necesidad para los hogares. Según recientes datos de Eurostat (oficina de estadística de la Unión Europea), se ha producido un aumento considerable de los hogares de clases medias -sin olvidar los que cuentan con menos recursos- que han empezado a atravesar dificultades económicas, siendo los perdedores en esta crisis inflacionista, en especial aquellos que tenían hipotecas o viven de alquiler, con indicadores de carencia material y social severa, que es complementario al de pobreza, ya que hay familias que, sin estar en los niveles más bajos de renta, están teniendo dificultades para llegar a fin de mes. 
Según el Banco de España, la clase media ha tenido que apretarse el cinturón. La reducción del consumo es generalizada en todos los bienes y servicios, salvo en los de primera necesidad y los gastos fijos para los hogares. Los mayores ajustes se han realizado en la compra de automóviles y bienes de consumo como muebles o equipamiento del hogar, además de ropa o calzado, así como en ocio o restauración.
Y gran parte de los problemas para llegar a fin de mes es la mala situación de la vivienda, que pasa factura tanto a los hipotecados, como a los que viven de alquiler y los que se acaban de comprar una casa. 
El problema generalizado y agudizado de la vivienda ahoga a las clases medias e impide la emancipación de los jóvenes que trabajan para que puedan emprender su proyecto de vida personal y profesional. 
Se ha producido un colapso en la vivienda que está erosionando el bienestar de muchas familias y es una amenaza para los jóvenes, frenando el crecimiento poblacional, lo que supone un lastre para el crecimiento de la economía del país y la creación de empleo.
La vivienda y los otros gastos básicos que impiden ver el horizonte claro a la clase media y los jóvenes deberían ser una tarea fundamental y básica para el Gobierno se ha cruzado de brazos. En vez de abordar este problema de forma global, intentando con rigor y transparencia el diálogo y el consenso con el mayor partido de la oposición y con las comunidades autónomas, el presidente Sánchez y sus incondicionales han adoptado medidas populistas y erráticas, sin incentivar a los pequeños propietarios ni ayudar suficientemente a los jóvenes en el pago de su mensualidad, teniendo ante sí el reto de promover más viviendas en una colaboración público-privada, a través de políticas que favorezcan la oferta, sin dogmatismos, liberando suelo y, por supuesto, construir muchas viviendas públicas, sobre todo para alquilar a los jóvenes.
Este y otros problemas son a los que Sánchez debe buscar soluciones, en vez de empeñarse, ante propios y extraños, en presidir un Gobierno cuyo único fin es su propia supervivencia, un rato más, con maneras muchas veces autocráticas, acordando con minorías parlamentarias actuaciones caprichosas que hipotecan la igualdad, la justicia, la solidaridad y la convivencia entre todos los españoles.
Sánchez está demostrando ser un lastre para la clase media y los jóvenes.