Mayo luce colores de fiesta en parques y jardines. También las copas de los árboles urbanos brindan protección y galanura. Se diría, querida Tina, que la Naturaleza deseaba sumarse a la alegría de este merecido homenaje. Sabes que te quiero y agradezco tus enseñanzas y cariño. La operación impide que sea posible. Recibes lo que has sabido transmitir. Por eso, hoy, lo que tú nos diste, vuelve a ti convertido en palabras y abrazos, en alegría sincera para hacer más dulce tu camino. Que ni una lágrima de emoción empañe este feliz momento. Cierro los ojos, me veo aplicada con el pentagrama, o cantando con Chari y tu sobrino mientras preparaba aquel 1º de Coral. ¿Ves, Tina, como existen los milagros? ¿Cuántos hiciste posibles? Te abraza tu alumna Carmen Arroyo. Palencia mayo de 2014.
Me ayuda en la limpieza Isabel. Puse en la cama carpetas que había en el suelo. Limpiamos. Cuando marchó, las coloqué, de nuevo, al alcance de la mano. Una se deslizó: artículos publicados en Diario Palentino. Vi la carta en la que me sumaba a tu homenaje, no físicamente; por la operación. No habían transcurrido cinco minutos desde que mi hijo Álvaro (alumno tuyo, de violín, como mi hija Carmen Teresa aunque, después, ambos se decantaron por el piano) me comunicase tu marcha. Fue entonces querida profesora cuando supe, por ese pequeño milagro de la casualidad, o creencia religiosa, también, que tú has tenido un recuerdo para cada uno de tus alumnos. Muchos fuimos quienes tuvimos la gran suerte de pasar por tu casa limpia, soleada, sintiéndonos bienvenidos siempre, y con el deseo de que cada uno sacásemos buenas notas. Lo conseguías. Y continué cinco años de piano. Me animaste.
A mí, entonces tenía 33 años, tres hijos, y trabajaba en el Modesto Lafuente, me tratabas con paciencia y cariño increíble. Además, Tina, lograste que en solo tres años aprobase solfeo, y dos de canto coral. ¿Recuerdas cómo, Marcelino, aquel amor que se me fue a un lugar, donde músicos y poetas os reunís a la caída del sol para deleitar al Padre Dios y a sus ángeles con poemas, sonatinas, corales, villancico del Ea, y ¿por qué no? jotas castellanas, me esperaba en el coche leyendo su periódico y volvíamos a casa para atender a los hijos?
Dale un abrazo. Descansa en paz, amiga.