Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


La rana hervida

16/02/2025

Si, de improviso, en un cazo con agua hirviendo metes una rana, dará tal salto que huirá de la quema y se salvará. Pero si la pones en agua fría y esta llega a ebullición, la rana no advertirá el peligro y acabará cocida. Me he permitido copiarlo del artículo de Julio López del día 7, ya que refleja perfectamente a buena parte de la sociedad española. En este maravilloso país, que han dividido entre tontos y listos, no hace falta adivinar quién es quién cuando todo lo copan los intereses del Gobierno junto a Cataluña y el País Vasco. No pasa un día sin que vascos y catalanes nos ajusten cuentas a través de un erigido Gobierno de la igualdad, donde muchos tienen pavor a perder sus privilegios y se agarran a un clavo ardiendo. No hay más. Pero el daño que están haciendo no tardará en medirse. El independentismo sigue redoblando su desafío y sus incontables exigencias han recibido amplia e indecente generosidad sin que todo les pertenezca, mientras el resto calla sin reaccionar, como la rana a punto de cocerse. Elisenda Alamany, de ERC, con cara de pocos amigos, advierte: «Si no hay soberanía fiscal, Sánchez no tendrá presupuestos». La letra pequeña debe ser tanta que Puigdemont dice que un acuerdo con el PSOE incluye que La 2 emita en Cataluña siempre en catalán. La ANC exige desobedecer al TC si avala el 25 % del castellano. O sea, harán lo que les dé la gana, mientras nuestra identidad y nuestra lengua oficial, la que define a un país de 500 años de historia, la borran, y aguantamos que ellos se cuelen en nuestras casas subtitulados. Apaguemos televisores, radios y todo aquello que nos ofenda. Porque, tal como hicieron otros con aquellos a quienes odiaban, nos relegan como si fuéramos infectados, lo cual es contrario a los derechos de toda persona. España tiene un problema, y no imaginamos de qué tamaño. Nuestros votos los usan en nuestra contra, y al Gobierno le atraen más quienes nos despluman, desprecian y están cargados de fanatismo. El rifirrafe entre partidos es de locura, y Feijóo se erige como la «única oposición» a Sánchez. Recalca que a él no le da órdenes Puigdemont. No esté tan seguro. Si el voto no vale igual en todo el territorio nacional, el problema se estanca: ranas cocidas.