Aprovechando que Ana Obregón me deja un ratillo libre y, además, estoy relajada, voy a hacer un resumen de la jornada que el pasado sábado, día 15, y con motivo de celebrar el VIII encuentro de los Clubes de Lectura Provinciales, llevamos a cabo en el bonito pueblo palentino de Villamuriel de Cerrato. Todo resultó muy bien, y como el sol se puso de acuerdo con el motivo, ambos se encargaron de contribuir a que pasáramos un día feliz y distendido: Recepción y bienvenida en la Casa de Cultura Jesús Meneses... saludos y reencuentros amistosos entre café y cosas muy ricas... paseo por el pueblo... Presentación del acto por las autoridades locales, donde el escritor Sergio del Molino presentó su libro titulado La España Vacía. Diálogo con las consabidas preguntas... respuestas... aclaraciones... -Con una pincelada de ironía, resultaría un pelín contradictorio hablar de España Vacía, en un centro muy grande, y en el que estaba tan repleto que si se hubiera tirado un alfiler no habría caído al suelo-. Pero, sin duda, el autor del libro fue ameno, respondió de maravilla, y todo fue muy bonito. Realizamos una visita al templo parroquial. Siempre que entro en la iglesia de Villamuriel, mi cabeza me sitúa en tiempos de castillos, fortalezas y gentilhombres, algo rebulle en mi fantasía, que lo pone a flote aquellas paredes de piedra legendaria. Y llegó la hora del almuerzo, y... ¡cómo no !, también muy nuestro, muy de la Castilla, la del arado, del majuelo, del adobe... donde en un comedor enorme, rural, con aparatos de luz incrustados entre paredes rústicas, dimos buena cuenta, y regado con vino tinto, a morcilla, chorizo, sopa de ajo, cochinillo, torrijas, pan de miga alta y no sé cuantos etcéteras más. Yo eché de menos un buen trozo de queso curado, puro de oveja y un par de rosquillas de palo. Y... ¡al concierto!. El dúo folk, palentino y cerrateño, NAÁN se encargó de poner el broche de oro a una jornada cultural, intensa. nostálgica, con los emocionados abrazos tras una temporada de forzosa incomunicación. No me faltó la efusión de mi amiga Chelines, de Aguilar. Nuestra amistad surgió en el primer encuentro y ojalá que perduren los reencuentros y siempre lejos de los desencuentros. Dominó la socorrida frase de... ¡te encuentro muy bien! Yo, opino, que el motivo de encontrarnos tan bien unos a otros está en el simple hecho de saber buscarnos. Bueno, pues que siga la cultura con sus aderezos repletos de cariño. Y... a ver si logro enviar mi artículo antes que me pille de nuevo Ana Obregón, que veo que ya está al acecho.