Sari Fedz. Perandones

Al revés

Sari Fedz. Perandones


La EBAU y la vida

17/06/2024

Mientras escribo esta columna, los alumnos de 2º de Bachiller están examinándose de la EBAU. Entre ellos Marina, mi nieta mayor. Estudian como poseídos para alcanzar esa nota media o corte que les exigen para entrar en la opción que desean y comenzar sus estudios universitarios. Siento una especie de nostalgia, algo de pena,  de alegría y de despedida al mismo tiempo. Y me sacude esa especie de reflexión existencial que nos invade a veces ante esos momentos especiales que afectan a nuestros seres queridos. Además, como profesora que fui de este nivel, recuerdo a aquellos mis alumnos que pasaban por este trago y luego desaparecían para siempre. Todos los que pasamos por el PREU, después COU y ahora EBAU, saben como yo, que ese examen marca un antes y un después, un cambio radical en nuestro camino. Como una cremallera que cerrase la puerta de la infancia y como un adiós a una parte de la vida, en la que la protección y la inocencia pierden peso. El hogar y la familia, las aulas y los amigos del colegio, los profes, el patio y las fiestas, muchas veces la ciudad donde naciste…  todo se evapora. Da un vuelco. A mis alumnos cuando se quejaban de "las injusticias" de su casa o del cole, siempre  les advertía: «Pensad que detrás de estos muros, está la selva virgen». Porque es así. Los dieciocho son la edad de la belleza física y espiritual. En todo su esplendor. Pero también, del primer encuentro con uno mismo en soledad frente a un mundo a menudo hostil y competitivo en el que moverse con pies de plomo pero sin perder la frescura y la esperanza, es todo un reto. Un misterio al alcance de la mano, esa rosa tendida de ilusiones,  que ya depende más de ellos que del día a día familiar. La experiencia nos empodera la intuición, y sabemos que el azar puede jugar malas pasadas. Por eso este temblor risueño que hoy siento, esta especie de melancolía Como tránsito, de momento la mayoría empezará votando y disfrutará de unas vacaciones merecidas y llenas de buenos presagios. Bendita energía de la primera juventud, esa mirada larguísima y clara para ir sorteando poco a poco con esperanza cada día del futuro. Se va la infancia definitivamente y por eso duele un poco Ánimo para todos vosotros, os necesitamos valientes y leales. Y puros mientras podáis. 

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