Mikel Garciandía

Carta del obispo

Mikel Garciandía

La Carta del obispo de Palencia


Caminemos juntos con la esperanza

02/03/2025

Queridos lectores, paz y bien. El próximo miércoles las comunidades cristianas nos ponemos en camino hacia la Pascua. Y como todos los años, el Papa Francisco ha escrito a principios de febrero su Mensaje para la cuaresma de 2025. El título condensa su mensaje, que recoge la sustancia de nuestro momento eclesial, centrado en el Jubileo de la esperanza y en el Sínodo: «Jesucristo, muerto y resucitado es, en efecto, el centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza en la gran promesa del Padre: la vida eterna, que ya realizó en Él, su Hijo amado (cf. Jn 10,28; 17,3)».
El Papa desarrolla tres puntos tan sencillos como nítidos. Antes que nada, señala el caminar. El lema del Jubileo, «Peregrinos de esperanza», evoca el largo viaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida, narrado en el libro del Éxodo. No podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos. Cada uno puede preguntarse: ¿cómo me dejo interpelar por esta condición? ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad? Sería un buen ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino, dejando que nos interpele, para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa del Padre. Este es un buen «examen» para el viandante.
En segundo lugar, hagamos este viaje juntos. La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (cf. Ga 3,26-28); significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia.
Preguntémonos ante el Señor si somos capaces de trabajar juntos como obispos, presbíteros, consagrados y laicos, al servicio del Reino de Dios; si tenemos una actitud de acogida, con gestos concretos, hacia las personas que se acercan a nosotros y a cuantos están lejos; si hacemos que la gente se sienta parte de la comunidad o si la marginamos Esta es una segunda llamada: la conversión a la sinodalidad.
En tercer lugar, recorramos este camino juntos en la esperanza de una promesa. La esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5), mensaje central del Jubileo, sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal hacia la victoria pascual. Esta es, por tanto, la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna. 
Debemos preguntarnos: ¿poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?
Una vez más, el Papa nos invita a desarrollar una identidad cristiana católica nítida, y a la vez abierta, misionera, porosa, para que las situaciones y los hermanos que nos encontramos por la calle nos confronten con el Evangelio. Convertirnos al Señor requiere dejar toda cerrazón. Las llaves del cartel de la programación diocesana de la diócesis de Palencia de este año debieran percutir una y otra vez en nuestra conciencia. El gesto diocesano de este año consistirá en abrir puertas y buscar llaves.
Porque no somos ajenos a la autorreferencialidad que denuncia el Papa: en mí y en el seno de las parroquias, en los sacerdotes y agentes de pastoral hay actitudes de cerrazón e imposición de posturas que son más ideológicas que evangélicas. Tenemos un largo y apasionante camino de conversión, para que seamos uno y caminemos en fidelidad a la tradición de la Iglesia y a los gritos de los pobres de este mundo: hermanas, hermanos, caminemos juntos en la esperanza.