Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Sobre ruedas

09/03/2024

Venta de Baños, nuestro pueblo palentino, la semana pasada ha estado dedicado a homenajear a las personas mayores. Todos sus actos han girado en torno a poner de relieve la importancia que tiene la ilusión por algo, en el transcurso de la vida. La actividad no sólo debería de ser física, también se puede sentir aprecio y cercanía, poniendo a flote determinados valores, que apoltronados entre ceja y ceja no pueden dar la cara. Por eso, durante unos días, la experiencia  se ha puesto en pie, y ha cantado, bailado, recitado, competido... Dice la filosofía, y la lógica, que si con las clases particulares -yoga... pilates... - consigues un maratón, pero luego no recuerdas ni cómo te llamas... sólo has logrado perder el tiempo. Hay que dar rienda suelta a la imaginación, leyendo..., escuchando y si se logra la maravillosa mezcla de conseguir aplausos tanto por saber correr, como por saber hablar... pues ahí estará esa «miel sobre hojuelas», a la que se refiere uno de nuestros refranes  castellanos. Y volviendo al tema de la semana anterior, y la opinión requerida: En el conjunto del Coro de Tercera Edad, donde sólo hay un hombre, todas las mujeres estaban muy guapas: muy bien vestidas, bien peinadas..., allí se adivinaba mucho estímulo en sus atuendos, lo cual es muy meritorio. Hay que revolver armarios, y que no decaiga la coquetería femenina, porque propicia la autoestima y, por lo tanto, la salud. Quererse a sí mismo manda la depresión a hacer puñetas. Y a ello contribuye el que estamos en tierra palentina, castellana, saludable... y si como aderezo damos paseíllos por nuestras llanuras, la dichosa tercera edad se queda con el dicho, no con el hecho. Y volviendo al Centro de Mayores: Al tratarse de un espacio social y, por lo tanto, de entrada libre, por lo general se llena. En casi todas las mesas se juega: Parchís... cartas... ruido... cubiletes... dados... golpes en mesas..., pero algunas personas a las que todo eso no les interesa, no les queda más remedio que aburrirse a marcharse. Por eso requiere, al menos, un periódico diario. Por allí hay unas cuantas revistas, tan atrasadas que en ellas aparece el Rey Emérito cuando era niño.  En fin, sí , como sobre ruedas, sencillo y emotivo ha sido todo.  A juego  con lo que caracteriza un lugar con dos pasarelas, que si nos colocamos en medio de cualquiera de las dos, y miramos a ambos lados... veremos que todo marcha... sobre ruedas.