Volar no es asunto menor, pues nos permite saltar del polvo del suelo, del barro, hacia los cielos y contemplar, incluso a lo lejos, horizontes tal vez más plenos. Los grandes tejedores de nuestra fantasía nos muestran a veces las más profundas realidades de la vida, incluso más allá de la muerte. Hay hoy mucho escritor de pamplinas, que solo gasta las letras para entretener, para pasar un rato. No son así los grandes, los que pasan a la historia, quienes se convierten en gloria del lugar que les vio nacer o donde fueron criados.
De los nacidos en Carrión de los Condes tenemos ya algunas de esas grandes firmas internacionales, desde el Medioevo, con Sem Tob (Santob de Carrión) y su profunda y entretenida sabiduría redactada en los Proverbios; el Marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, con poemas amorosos, sobre la existencia, pero también escritos sapienciales para educar incluso a los gobernantes, Agustín Esteban Collantes, Francisca Javiera del Valle, la costurera mística, Restituto del Valle, con poemas religiosos, por ejemplo, entre otros.
Cuando una pequeña población que apenas sobrepasa los dos mil habitantes llega a producir tantos genios, sin contar con obispos, virreyes o ministros, como Enrique Fuentes Quintana, también escritor, es que algo hay de fondo, no puede ser casual. Algunos lo achacan a sus centros educativos, pero no solo es esto, también sus monumentos y paisajes producen la ensoñación y engendran el ideal.
Miguel de Benavides, sinólogo y obispo de Manila, fundador de su universidad, Santo Tomás, también escribió tratados. Manuel Carrión o Javier Villán son ejemplos eminentes de escritores y poetas de nuestro tiempo, pero sigue habiendo otros, hoy vivos, entre los que se encuentra quien estas letras ordena, arroja y otros ordeñan, para beber sus esencias.
En Carrión de los Condes cayó hermosa estrella divina que produjo los «poetas ilustres e infanzones de pro» que en su himno se canta con orgullo positivo. Unos aprenden de otros a buscar lo mejor, emulándose, estimulándose. Así sea también en muchos otros lugares.