Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Botones

25/11/2023

Ayer me encontré una chaqueta multicolor en el desván. Mientras hacía limpieza apareció redoblada detrás de un candelabro de plata y un espejo que hacía tiempo que no recibía el reflejo de nada ni nadie. Porque hay veces en las que te armas de valor y decides revolver por los rincones escondidos de la casa, donde abundan los recuerdos y sobran los telares. Es curioso la de cosas que se guardan y que muchas veces no sabías ni de su existencia porque, otros, mucho antes que tú, consideraron vital dejarlas ahí. Por un lado, porque ya no tenían la utilidad primigenia; por otro, porque no se tiraba nada. Era un reciclaje de aparcamiento acuciado por la necesidad. O, simplemente, estaban en el sitio indicado y era cuestión de rebuscar quince días después o siete años más tarde. Subían -por alguna extraña razón siempre era arriba-, movían cuatro cestas, dos sillones, una artesa, cuarenta libros y una colección de periódicos del año la polaina y velay, se hacía carne una caja de cartón de cartuchos en la que ponía a bolígrafo «botones abrigo bueno». Y asunto resuelto. Si es ahora o mandas poner otros o simplemente jubilas la trenca al olvido eterno. Era otra filosofía de lapso, haciendo de la necesidad virtud. En fin. Navegar por estos lares de las dependencias antañonas te ayuda a escribir la radiografía de sus moradores, antepasados directos, bien sea de los todavía terrenales y también de los que ya alcanzaron la Gloria. No sé, algo así como cápsulas del tiempo, que te provocan sonrisas y lágrimas, sobre todo cuando mueves una cómoda y cae por el cajón un sobre que esconde una amplia colección de fotos en blanco y negro y algunas de cristal. Te ayudan a componer las líneas de sus vidas y crees -seguro que sí- que algo de todo ello habrá quedado impregnado en tu propio ser. A fin de cuentas, no dejan de ser la impronta genética. Ésa, que no está en el salón principal, ni en el armario de la habitación adyacente. Son los marcapáginas que se movieron de zona para desafiar polillas, despistes, secretos, aburrimientos o abandonos no premeditados. Y si te soy sincero, se te pueden pasar las horas volando, imaginando otros momentos, épocas y situaciones. Ibas a tirar, pero lo dejas en el mismo sitio. Por algo será.

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