La Biblia narra que Moisés liberó al pueblo de Israel con la ayuda de Dios, quien le conminó las Tablas de la Ley (los Diez Mandamientos, fundamentales en la tradición judía y cristiana) para seguir el camino correcto y permitir que su pueblo lograra la liberación.
El presidente Trump parece haber emulado este episodio bíblico y ha presentado esta semana sus tablas de la ley (con un cartel mediático), en una jornada que ha denominado Día de la Liberación de Estados Unidos, donde muestra los aranceles comerciales -calificados por él mismo como «mandamientos para castigar los pecados del resto del mundo», del que dice que «ha violado y expoliado al pueblo americano»- contra países democráticos (Unión Europea, Canadá o Japón) y dictatoriales (sobre todo China).
Trump se siente ungido por un voto cada vez más populista, que echó del poder a una clase dirigente que, según él, dejó sin dinero a la Administración pública; y, para revertir esta situación y cumplir con su promesa electoral de bajar impuestos, ha decidido de forma autocrática recaudar el dinero en el resto del mundo, sin negociar y rompiendo las reglas del juego del libre mercado.
Los expertos advierten que este plan desbocado de Trump -contra el que esperemos reaccionen sus propios ciudadanos- pone a su país rumbo a la recesión y amenaza al producto interior bruto del resto del mundo. Sus primeros aranceles ya generaron un frenazo económico, y ahora se prevé aumento generalizado de los precios de bienes y servicios, y menos crecimiento.
La Unión Europea debe seguir unida, y en España recordemos que seguimos sin Presupuestos -más un déficit público descontrolado- y que, además del compromiso de gasto con el rearme europeo, ahora el efecto de los aranceles agravará más la economía doméstica: subida de los precios, impuestos altos, incertidumbre económica y de empleo…
Por ello es urgente que el Gobierno llegue a acuerdos de Estado con el mayoritario partido de la oposición y con las comunidades autónomas, abordando con rigor la economía social española.