Antonio Álamo

Antonio Álamo


Deudas

28/09/2023

Un partido llamado Junts per Catalunya ha cifrado en 450.000 millones de euros la deuda histórica que el Estado español tiene con la región catalana. Y solicita el dinero. También ha reclamado la condonación de los pagos pendientes del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) y otras cosas cuya enumeración alargaría demasiado esta columna. Y de paso pide que sea con efectos retroactivos. El partido de marras es conservador -de derechas, como dirían algunos- pero podría ser progresista -de izquierdas, como dirían otros- aunque como los anhelos grupales suelen carecen de color político todo invita a pensar que tales exigencias son oportunistas. El líder más conocido de ese partido se llama Carles Puigdemont, un político y periodista catalán que durante los últimos años residió en Bélgica, país al que llegó de sopetón en un vehículo, aunque no está claro si cuando salió de España lo  hizo camuflado como bulto o escondido en el maletero. Su actividad política es suficientemente conocida y una de las mejores descripciones del quehacer que desarrolló en la gestión pública la hizo Joaquín Reyes en un inolvidable sketch que trajo de cabeza a la policía municipal del lugar donde se rodó, entre otras razones porque entonces estaba fugado. En la actividad periodística merece la pena señalar que fue director general de Catalonia Today, periódico catalán editado en inglés. Puro cosmopolitismo. Lamentarse a estas alturas del rumbo emprendido por los sucesores de la antigua Convergencia y la ambigüedad empleada desde su creación sirve de poco. Por el contrario, sería oportuno en estos momentos rescatar el texto del catedrático Rodríguez-Aguilera de Prat (Universitat de Barcelona.1989) sobre el estado de las autonomías en el discurso de esta formación política. Ahí recoge, por ejemplo, cómo Miquel Roca abogó en la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas del Congreso por un nuevo concepto de la unidad del Estado que reconociese la plurinacionalidad de la nación española. Fue en los debates constituyentes. De reclamar alguien algo, seríamos nosotros. La cifra para sufragar nuestras facturas en aspirinas, paracetamol y tapones de cera durante tanto tiempo supera la suya. Y eso también es deuda histórica.