En este ruedo ibérico el peligro no está en los toros, sino en los que quieren destruirlo con la confrontación de las dos Españas. Si se limitan a ser pasivos cuando quien gobierna es desleal a una parte de la población que representa, y esta aguanta: mortuus est qui non rabea. Malo si da igual que el reparto del impuesto a la banca pactado con Puigdemont reste a Castilla y León un 18% de la cuantía que percibía, que, añadido a lo que arrastra, es como estar fuera de juego. Vivimos un momento crucial. La crispación viene de arriba, y los de abajo, espectadores pasivos, sin un ¡Ay! La España pobre se conforma con ser copartícipe silenciosa de su propia decadencia. Y no se logra entender que, si la Constitución dejó la puerta abierta a la discusión y la discordia, conceptos que se pueden compartir o no, ¿por qué la están negando al reto al manejarla solo el Gobierno y socios a conveniencia? Esto es un hecho que está ahí. ¿Qué se puede esperar de los socios del actual Gobierno? Nada, más allá de ser los reguladores de los demás. Si todos los partidos que componen las CCAA defenestradas, en este caso, se creen con la obligación de no decir basta a tantas afrentas, ¿para qué se necesitan? Nadie puede saquear tan descaradamente a España. Otro peligro está en que la mentira venza a la verdad y siga manejando el abuso ideológico, renunciando a su búsqueda e incluso aceptando la obligación de falsearla cuando la verdad entra en contradicción con el cortijo político. El Mundo dice: «Sánchez amplía el concierto vasco y les otorga voz en Europa. Las haciendas vascas amplían su capacidad normativa en 14 impuestos. El Gobierno de España y el ejecutivo vasco ya han formalizado que se garantiza la soberanía fiscal del País Vasco, lo que permite captar más recursos del contribuyente y se otorgará a las instituciones vascas visibilidad en organismos internacionales como el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros (Ecofin)». A este país lo han dividido entre listos y tontos, y cuando el espectador pasivo decida exigir sus derechos, no encontrará ni las migas. La igualdad de todos los españoles estará borrada de la Constitución.