Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


La hidra

16/06/2024

María Jesús Montero ha cautivado el corazón de media España. Pero la otra media la ha convertido en el vehículo de chascarrillos y memes. Lo indudable, en esta crónica permanente de la polarización y el repudio entre los dos países irreconciliables que tenemos, es que no deja a nadie indiferente. Su pasión a la hora de defender a su líder, en la auténtica escalada de descalificaciones hacia el adversario y hacia todo el que discrepa que ha elegido el presidente, lleva a nuestra protagonista a exhibirse en la Cámara de Representantes con las actitudes más hooliganeras que las cámaras puedan captar. La permanente desconsideración hacia los diputados de otros grupos se expresa con gritos, palmadas y miradas dignas de otros lugares de mayor esparcimiento. Si Morrissey le dedicara una de sus canciones, sería la que recita en el estribillo lo de sweet and tender hooligan. Lo más chocante de este comportamiento es el discurso que lo envuelve: la denuncia de la radicalización en la que ha caído la oposición. Una vez más, el regador regado. Quien tiene la obligación de calmar los ánimos del país, de conciliar, de proponer acuerdos, de gobernar para todos, de parar la pelota y reposar el juego, es el que mismo que agita el tablero y busca la permanente confrontación.

La extrema derecha a la que tanto se señala y se define como tal, no ha aparecido en el tablero por generación espontánea. Su irrupción se ha agitado convenientemente durante años. Sánchez engordó todo lo que pudo el fenómeno de "Alvise" durante la campaña mencionándolo en sus mítines, y hasta el CIS puso en el mapa a esta agrupación de electores de la que tanto convenía que lograra representación en Estrasburgo. Y después de que los españoles hayan votado, ya tiene servido el argumento ventajista vestido de falso lamento sobre la hidra de ultraderecha de tres cabezas. La caricatura no tiene base alguna, pero sirve a los intereses que se buscan, y van ustedes a escucharla hasta la extenuación en estos meses venideros.

Todos podemos lamentar los radicalismos de un lado y de otro, pero son los votantes los que deciden quién está o no está en las instituciones. Lo que tenemos es lo que hay, y las actitudes de destrucción son lo que no debería haber. Son muchas y muy malas las consecuencias de aquellos nefastos años 2014 y 2015 en los que aparecieron las fuerzas políticas y los líderes iluminados que vinieron a dar lecciones, a voces y sin respeto, de lo que realmente ni conocían ni sabían valorar. La política de un país serio sobrevive a duras penas a los populismos disfrazados de figuras mesiánicas, lo último que le interesa a una sociedad fuertemente confrontada desde hace un siglo, y que hace cincuenta años parecía haber encontrado un camino de baldosas amarillas hacia la convivencia. Por lo que se ve, las brujas que hay en las lindes del camino son demasiado amenazantes.