Fiel a su estilo, el nuevo presidente de los Estados Unidos, ya ha comenzado a repartir mandobles, expresión que según la cuarta acepción de la RAE debe entenderse como represión áspera y no como cuchillada porque, que se sepa, lo que tenía en las manos eran bolígrafos pero no cuchillos y los ha lanzado al público nada más firmar las primeras medidas de su mandato. Los mandobles han sido dirigidos al grupo de países BRICS+ y, entre otros, a quienes quieren entrar en su país de forma atípica. Al margen de eso ha dejado meridianamente claro que tiene un sorprendente conocimiento de la geopolítica internacional, demostrado en su catalogación de España. En honor a la justicia hay que aceptar que en materia de bagaje cultural todavía no ha superado al conselleiro gallego del PP Pérez Varela cuando anunció en público su asistencia al concierto de Carmina Burana, «una de las buenas cantantes de este país». Respecto a las decisiones que tome su gobierno, convendría recordar que, pese a la mayoría abrumadora que ha obtenido, en su país existen controles y contrapesos suficientes para que, al margen de las querencias nacionalistas de su equipo, unas cuantas decisiones puedan ser retocadas en las dos cámaras. La tesis la sostiene Francis Fukuyama, antiguo neoconservador, antigua bestia negra de la izquierda europea y autor reciente de Orden y decadencia de la política (Deusto. 2016. Tomo II). En esa obra señala que el sistema constitucional estadounidense controla el poder de diversas formas y está capacitado –por ejemplo- para invalidar la legislación procedente del Congreso. Anticipar, pues, acontecimientos no sirve de mucho. Por último, resultó interesante conocer la lista de invitados a su toma de posesión, entre otras razones, porque hay representantes españoles. Estaba Santiago Abascal. Si se abre o no la oportunidad de, como se ha dicho, recuperar la cordura, el sentido común y la senda de la libertad lo veremos pronto. De momento y por una extraña asociación de ideas lo de los socios e invitados de Trump recuerda mucho aquel divertido vídeo que usó el grupo holandés Art Company para lanzar la canción Susanna. Quédense con las llamadas de teléfono y la ruina del cortejo. Imponderables del azar.