José María Nieto Vigil

Sin Perdón

José María Nieto Vigil


Virgulilla

16/08/2024

Sería un empeño imposible hablar o escribir sobre nuestra señorial patria -con mayúscula-, España, sin emplear la virgulilla. El español, como lengua vehicular de todos los hispanoparlantes, tendría un feo diseño si no añadimos este entrañable signo ortográfico que nos distingue con cariño, sin reñir, de otros idiomas, algunos demasiado extraños de enseñar y difíciles de aprender.  Me refiero a la tilde que se coloca sobre nuestra letra ñ
Siento un profundo daño y consternación cuando, de manera desdeñable, por detestable y despreciable, se maltrata a nuestro patrimonio inmaterial, en este caso nuestra hermosísima  lengua romance, apuñalada con saña por cuestiones ideológicas espurias ajenas a lo propiamente lingüístico. 
Siento que vivimos en un otoño cultural, casi invernal, en el que con nostalgia y añoranza, sueño con aquellos años de juventud radiante e incontestable en los que, sin niñería ni actitud gazmoña, leíamos a nuestros clásicos y escribíamos espléndidos textos sin tacañería y ortografía aniñada. Hoy, cada mañana, oigo y leo un castellano cuya demolición gramatical a cañonazos es, por añadidura y señal inequívoca, un castigo para los oídos y para la vista. Nuestra lengua se despeña impepinablemente ante la pasividad e indiferencia del común de los hablantes y, lo que es peor, con la connivencia y complacencia de quienes tienen la responsabilidad de preservarla y protegerla.
Desde estas humildes líneas, sin pretensiones grandilocuentes, sin ñoñería pueril y cándida niñería, pretendo hacer un pequeño y sencillo homenaje, a  modo de  serena campaña, a favor de nuestra querida y distinguida letra ñ. Estoy hasta el moño, por no decir palabras malsonantes, de tanto engaño y manipulación pseudocultural, que amaña el discurso público sin sufrir un mínimo rasguño o crítica, a la par que se golpea cual piñata a nuestra riqueza idiomática, admirada y deseada por muchos aunque no sean capaces de reconocerlo.   Así pues, vengo a defender y a señalar a la virgulilla como rasguillo, tilde o trazo que enseñorea y ?blasona a la hermosa palabra de España. Mañana tendré nuevos y renovados empeños patrios.

ARCHIVADO EN: España, Idiomas