José María Nieto Vigil

Sin Perdón

José María Nieto Vigil


Europedos

07/06/2024

El próximo domingo celebramos una nueva «fiesta de la democracia»,  aunque por los emolumentos y retribuciones que pasarán a percibir nuestros representantes podríamos decir que el «festín de la demosgracias». Y sí, no han leído mal el título de mi columna, europedos. Tras los comicios, si todo se ajusta al guión de Bruselas, dará inicio la X legislatura europea (2024/2029), con quince eurodiputados más, pasando de setecientos cinco a setecientos veinte, por aquello de los nuevos ajustes demográficos. En el caso español, incrementaremos en dos la larguísima lista de sesenta y un parlamentarios, desde los cincuenta y  nueve anteriores. Esta es una de las causas de la elefantiasis, perdónenme el colectivo sanitario, en la que se asienta la Unión Europea. Es decir, un gasto corriente en personal dilapidado en detrimento de las necesarias políticas comunitarias, no en los  diecisiete caprichosos planteamientos de la Agenda 2030, las ciento sesenta y nueve metas y los doscientos treinta y dos indicadores,  denominados de manera eufemística Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuajados de delirantes declaraciones y poco realistas aspiraciones globalistas. Grandes soflamas y propaganda política de la falsa progresía, incluida la derecha liberal. Observen como está el mundo, como está la cuestión de las personas, la prosperidad, el planeta, la participación colectiva y la paz, que son las cinco dimensiones en las que se asienta la tan cacareada Agenda. Miren ustedes, parte muy importante del origen de nuestros males, deriva de nuestro ingreso en la entonces Comunidad Económica Europea CEE (12 de junio de 1985 y efectiva desde el 1 de enero de 1986), hoy Unión Europea desde el Tratado de Maastricht (7 de febrero de 1992). Desde aquella infausta fecha España quedó a merced, en todos los ámbitos, de las políticas comunitarias vinculantes, es decir, de obligatorio cumplimiento. Dicho de otra manera, nuestra Patria –con mayúscula- perdía toda su soberanía a favor de una entidad supranacional de la que dependemos en todos los campos ordenados por cualquier normativa nacional. Lo tengo muy claro, primero España y luego la Unión Europea. Somos españoles, luego europeos, que no nos equivoquen. No somos europedos.