Te lo juro, yo, como soy friolero, un día viendo un escaparate de una tienda en la calle Mayor, me asusté, pero no un poco, sino mucho. Y es que los comercios, según lo que pongan a la venta, son como un aviso y, sobre todo, cuando cambia la época del año y por lo que sea no conoces muy bien el clima de la ciudad en la que estás.

El asunto es que estaba acabando ya el verano cuando, iba a decir que me acerqué a un escaparate, pero no, el escaparate estaba tan iluminado, tanto, que era como una luz cegadora que me llevaba hacia él. ¿Sabes eso de que la mente se separa del cuerpo y hay como un camino de luz y que vas hacia ella…?, pues igual, pero con led.

Era como una especie de imán, de algo superior a mis fuerzas, aunque quería ir a otro sitio, no podía, no podía. Yo mismo me decía: "No, no quiero ir; ''no quierooo!!", pues la luz, como si hablara y terca como una mula: "Ven, ¡¡vennnn!!". Pues bien, mirando el escaparate… joé lo que vi. Unos pijamas de lana que calculo que como mínimo tendrían un metro de grosor, una bata tipo antibalas, unos calcetines que superaban el concepto de gordura y unas zapatillas como de borreguiño, pero de borreguiño tirando a bisonte bien alimentado, no de esos que están estabulados.

Entonces me asusté aún más (que es curioso esto porque yo pensaba que ya no podía, pero sí, pude), porque si eso era para estar en casa o meterte en la piltra... ¿Qué hay que ponerse si sales a la calle, además de darte grasa por el cuerpo? Hasta tal punto me quedé anestesiado mirando el ropaje que ni me fijé en los precios, y es normal para qué me iba a fijar. El asunto estaba claro: compras o mueres.

Cuando tienes ese flash como el que yo tuve, poco te queda hacer; ¡hombre!, te puedes fugar y dejar a toda la familia, que igual hasta se alegra, o meterte en un microondas, porque otra cosa, sinceramente, no veo. Pero claro, en el fondo, el escaparate me animó porque tuve así como una revelación: "Si esto es para el invierno… pues en verano..." Y entonces también pensé que tengo que engordar porque con 1,80 y apenas setenta kilos, ir en pelotas… como que no mola.

manuel.guisande@yahoo.es