Javier San Segundo

Ajo, guindilla... y limón

Javier San Segundo


Sentimiento San Antolín

24/08/2024

Comienzan los sanantolines. Estallido de júbilo que inunda la ciudad, crisol de emociones y celebraciones. La hostelería emerge como el alma de la festividad, un escenario donde los encuentros se convierten en rituales y los sabores en poemas efímeros que celebran la vida. Cada local se erige en santuario de la alegría compartida, donde la comida y la bebida se elevan al nivel de ofrenda, un brindis en honor al espíritu festivo que impregna cada rincón.
Como guardianes de la tradición, despliegan su hospitalidad con maestría escultórica, esculpiendo experiencias que trascienden el simple acto de consumir. En sus manos, un plato no son sólo ingredientes, sino un bastidor en el que plasman las pasiones de una ciudad en fiesta. La cocina se convierte en el latido de Palencia, sincronizado con el ritmo alegre de las calles mientras las copas tintinean como campanas que llaman al disfrute.
Un refugio donde el tiempo se detiene y los sentidos se entregan sin reservas. El lugar donde la memoria se entrelaza con el momento, y cada encuentro alrededor de una barra torne en un capítulo más de la crónica de la amistad y la comunidad. Aquí, el bullicio no es ruido, sino la melodía que compone la danza de los días y las noches festivas, una música que resuena en el corazón mucho después de que las luces se apaguen.
Las fiestas de San Antolín y la hostelería palentina conforman un binomio indisoluble, un vínculo que teje la trama de un homenaje colectivo a la vida. Cada bocado, cada sorbo son un recordatorio de la riqueza cultural que fluye por las venas de la ciudad, y de cómo, en el calor de la hospitalidad, se encuentra el verdadero espíritu de la celebración.
Felices Fiestas, a todos los palentinos y no palentinos.