Doble molestia en el Camino Viejo de Husillos

César Ceinos
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Vecinos que residen junto a la vía férrea lamentan la construcción de la pasarela ferroviaria que tiene previsto Adif: acerca el tren a sus viviendas y dificulta uno de los anhelos de la ciudad, el soterramiento

Un vecino señala una de las marcas donde se construirán las zapatas de la pasarela ferroviaria. - Foto: Óscar Navarro

Pocas cuestiones llevarán tanto tiempo en el candelero como el soterramiento de las vías a su paso por Palencia. La construcción de una pasarela ferroviaria de unos doce de altura en su punto más alto (conocida como salto del carnero o Pérgola 1) desde las inmediaciones de LosTres Pasos hasta el Camino Viejo de Husillos es el último capítulo de una larga historia en la que los trenes dividen a la ciudad y que aún no tiene punto final.

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) asegura que esta intervención, que forma parte de la línea de alta velocidad a Cantabria, es compatible con el proyecto del soterramiento, pero también son varias las voces que opinan lo contrario, como el Ayuntamiento capitalino y la Plataforma Ciudadana en Defensa del Soterramiento del Ferrocarril en Palencia. A estas tesis se suman los vecinos del Camino Viejo de Husillos, que además denuncian que el salto del carnero acercará más aún los trenes a las viviendas al construirse parte de él por encima de la calle. Pedro Gredilla y Marcos González, dos de los afectados de la zona, explican que las zapatas se instalarán en la calzada paralela a la vía convencional a Santander mientras señalan las marcas verdes que ya están pintadas en el asfalto y las picas que atraviesan una finca. Además, lamentan que, de construirse esta obra, se encontrarán, a pocos metros de los inmuebles, con una infraestructura ferroviaria de unos 20 metros (a la plataforma hay que sumar la altura de la catenaria que lleva la energía eléctrica). Por otro lado, explican que este problema también lo tendrán al otro lado de la pasarela, en la zona más cercana a Los Tres Pasos, donde ya hay una excavadora removiendo tierra para la obra. De hecho, comentan que no pueden hacer mucho aún por el lado del Camino Viejo de Husillos porque hay que modificar el recorrido de un colector y el Consistorio no lo ha autorizado. 

«Nos perjudica por partida doble. Por un lado, nos meten las vías del tren en nuestras viviendas y, por otro, por el impacto ambiental del viaducto. Si Palencia ya está dividido por el tema del ferrocarril, la situación irá a mayor con el salto del carnero», declara Gredilla, que pone voz a más vecinos de la zona.

Por su parte, González exige que «se respete lo firmado», ya que asegura que la Pérgola 1 no sigue las líneas del estudio informativo del año 2018, sino las de la aprobación provisional del ejercicio anterior, que salió a información pública y recibió alegaciones de la Plataforma del Soterramiento y del Ayuntamiento de la capital. «Este salto del carnero tendría que desplazarse unos 500 metros, por lo que ya saldría de la ciudad y CLH, que es un polvorín, desaparecía y Palencia no quedaría cortada. De esta manera, habría un montón de recursos para la expansión de la capital.Curiosamente, quieren montar un supermercado Lupa al otro lado de las vías férreas», manifiesta.

Además, detalla que, con esta intervención, la pasarela de vehículos de LosTres Pasos, «que fue construida de forma provisional», no se derribará. «Al no cumplir con las medidas de seguridad ferroviaria va a ser reforzada en sus pilares en la ejecución del proyecto planteado», añade. 

Por último, critica que Adif se acoja al silencio administrativo cuando esta cuestión «si vulnera la ley es nulo de pleno derecho». «Y lo que está publicado en 2018 es ley. Y lo sabe», lamenta.

Por ello, reclama al gestor de infraestructuras ferroviarias que pare la intervención. «Contrataron a una empresa que está ejecutando las obras porque si incumple los plazos recibirá una multa, pero Adif tiene la potestad para paralizar la construcción de la pasarela  y estudiarlo. De aquí que llegue el AVE a Santander pasarán, como mínimo, seis años. Hay tiempo aún», concluye.