España: 50 años en libertad. Es éste el escueto y contundente título con el que el ínclito presidente de Gobierno del todavía Reino de España, el narcisista Pedro Sánchez, ha bautizado al más de un centenar de eventos, de toda naturaleza y pelaje, muchos de ellos pintureros y circenses, para recordarnos que en 1975 se inició la libertad con la Transición tras la muerte de Francisco Franco, aquel ya lejano 20 de noviembre.
¿Qué necesidad había de reabrir heridas y generar un frentismo entre los españoles? La enfermiza fijación presidencial por el «caudillo» no conoce límites y siempre que le viene bien, por oscuras intenciones, desentierra la mal llamada Ley 20/2022 de Memoria Histórica para distraer al personal de lo verdaderamente relevante, es decir, de las cuestiones políticas domésticas del día a día de los españoles. El complejo de superioridad moral que atesora el señor de la Moncloa, súbdito del fugado Carles Puigdemont, trasciende allende nuestras fronteras y es tristemente representado en todo tipo de foros y tribunas en las que tiene la oportunidad de coger un micrófono. Es ciertamente triste y lamentable creerse el paladín de un orden mundial al que pretende defender frente al fascismo y al trampismo que, según él, es capaz de hacer el solito. No necesita primos para este viaje a ninguna parte.
Y claro, la reacción no se ha hecho esperar en aquellos a los que provoca con sus astracanadas, andanzas y desafíos. Se ha constituido la Plataforma 2025. Ni olvidamos, ni callamos, en defensa de la memoria del «generalísimo». Se ha redactado un manifiesto cuyos firmantes, entre ellos yo, para defender el legado recibido del anterior régimen, que crece día a día con nuevos defensores. Junto a ello se ha programado un conjunto de actividades a desarrollar a lo largo del presente año. No cabía esperar otra situación diferente de esta frente a una inoportuna iniciativa frentista.
España debe estar unida, no enfrentada, para asumir los desafíos del presente y los retos del futuro. Así es imposible una reconciliación y un porvenir exitoso para un pueblo que necesita hermanarse, no enfrentarse.