Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


El clima

23/07/2023

Me refiero al clima político que estamos viviendo desde que el señor Sánchez convocó las elecciones en que hoy, día 23 de julio, estamos participando. La campaña ha sido excesivamente larga y, en mi opinión, ha enrarecido el clima político español ya previamente muy polarizado. Los electores hemos echado en falta propuestas reales y han sobrado mentiras y exceso de demagogia en los partidos concurrentes. En este larguísimo proceso que hoy culmina, dominado por el tono áspero y gritón que nos ha invadido, unido a la muy desagradable elección de la fecha de hoy, que tanto malestar está produciendo para ejercer nuestro derecho al voto, se produjo una inolvidable intervención en la campaña, del ex presidente del gobierno, señor Rodríguez Zapatero. Los comentarios que suscitó fueron más abundantes que ninguna otra. Ha habido quien ha lamentado que no sea el señor Zapatero el actual candidato a la Presidencia del Gobierno, añadiendo que es lo que nuestra decadente sociedad merece. Habríamos asistido a una campaña gamberra, enfocada hacia un caduco misticismo de todo a cien, como exhibió un ex presidente en trance, hablando del infinito, que nos retrotrae a los sesenta. Nos recrearíamos con debates entre decrépitos jipis sobre nuestro planeta, la infinitud y el amor universal. Mucho más divertido que los que hemos soportado. Sería como visitar comunas, como Christiania,  en Copenhague, que se ha convertido en  un parque temático con abundantes ganancias para decepción de los nostálgicos. Aquel movimiento revolucionario fue degenerando a causa, entre otras, del abuso que sus seguidores hicieron de los estupefacientes. Pero el señor Zapatero nos mostró que los jipis han vuelto para alegrar la campaña. Y es que esta ha resultado ser un espectáculo decepcionante que ha contribuido a hacer teatro de la política, llegando, en ocasiones, a enturbiar los mensajes que se trataba de emitir. En Palencia concurren en estas elecciones nada menos que catorce partidos. Esa multiplicación de las ofertas influye en la disgregación ideológica de una sociedad como la española tan lamentablemente proclive a romper la necesaria unidad nacional, así como a incrementar el número de indecisos.