Como todos los diciembres desde hace más de dos mil años, nos disponemos a celebrar el nacimiento del Hijo de Dios. Es cierto que, aunque vivamos en un eterno retorno, como tanto gustaba significar al gran Borges, también es indiscutible el hecho de que los acontecimientos que marcan nuestras vidas poseen características que definen la individualidad y la hacen única. Este final de año se presenta enmarcado por la fea corrupción política de la trama Koldo y sus secuaces que cercan al gobierno de coalición y anuncian un  previsible cambio. Mientras tanto y como marcan los días, adornamos la casa, compramos regalos y escogidos manjares con que celebrar las fiestas que se aproximan. Esta gozosa labor suelen realizarla las mujeres, que ven cómo las tareas extraordinarias y festivas se desarrollan con la presencia en casa de los pequeños en vacaciones para los que hay que buscar la atención imprescindible y compatible con el horario laboral. El estrés es otro inevitable invitado en estos días. Si se cuenta con la valiosa ayuda de los abuelos, la visita a los Belenes que concursan en Palencia será una magnífica actividad durante estas vacaciones escolares. Los hay verdaderamente preciosos: se ha derrochado imaginación y sentido artístico sin escatimar los medios y el tiempo invertidos. Alguno hay que, además, constituye una lección de Historia para que los niños entiendan de manera jubilosa los fundamentos de nuestra cultura y civilización europeas con origen en el cristianismo. No importa la ideología o la negación de la fe religiosa que puedan perturbar el deleite de la contemplación de la hermosura: lo que aprendemos en la infancia nos acompañará de manera indeleble a lo largo de nuestras vidas: si encontramos la belleza, siempre la buscaremos para colmar esa aspiración que subyace en nuestro inconsciente. Hoy, día 22, asistimos a la celebración de esa otra aspiración, no tan espiritual, pero suculenta: que nos toque la lotería que pueda permitirnos alguna mejora material en nuestras vidas. Mucha suerte y muy feliz Navidad a todos los lectores del Diario Palentino.