No cabe la menor duda que, dentro del complejo sistema sanitario público, la Atención Primaria juega un papel de máxima relevancia y trascendencia social, de ahí que deba ser el centro de atención de las administraciones públicas a la hora de tomar medidas urgentes, no sólo por la temporada estival recién iniciada –que también-, sino para resolver los gravísimos problemas que desde hace demasiado tiempo la vienen aquejando, maltratando y agobiando de forma cronificada.
La falta de relevo generacional, es decir, las jubilaciones que no son reemplazadas por la falta de personal, las listas de espera, la saturación del número de pacientes por facultativo, el cierre de ambulatorios y Centros de Atención Primaria, la multiplicación de tareas y una larga lista de necesidades que se padecen en el sector, imponen que la situación se enmiende por ser el servicio de salud pública el encargado de la prevención de enfermedades y la promoción de la salud de la población. Dicho lisa y llanamente, dotar de más medios económicos y recursos humanos a la Atención Primaria y, por descontado, a todo el Sistema Nacional de Salud.
Y en esto la responsabilidad recae sobre la administración del Estado y comunidades autónomas que, por ley, están obligadas a proteger el derecho de la población a la salud. 
Hasta ahora, con un ejemplar espíritu de trabajo, sacrificio y ejemplaridad profesional, el colectivo sanitario de la Atención Primaria ha dado suficientes pruebas de su compromiso social, su profesionalidad y capacidad de entrega en tan adversas circunstancias. Pero, y ya se sabía desde hace años, no se puede tensionar más a un sector que puede colapsar en cualquier momento. Se trata de otra cuestión de estado que no se trata debidamente pese al carácter estratégico que tiene para garantizar un verdadero Estado democrático y social de derecho.
Así pues, mi eterno agradecimiento al personal sanitario y administrativo de la Atención Primaria por sus denodados esfuerzos y generosidad laboral, por su entrega a su servicio sin tasa, pero también mi exigencia de soluciones urgentísimas a las administraciones públicas competentes.