La empresa Zara ha retirado la campaña publicitaria de una de sus colecciones tras las acusaciones de estar inspirada en la guerra de Gaza a causa de las imágenes. El revuelo de los críticos alcanzó tal nivel que la cadena de moda española dio marcha atrás pero ni es la primera vez que ocurre algo así ni será la última. Que les pregunten a los creadores de algunos antiguos anuncios de Benetton o, ya que estamos en España, a la empresa que en los años 80 lanzó una campaña para promocionar un modelo de pantalón cuyo nombre tuvo entonces ciertas reminiscencias religiosas. Para algunos, claro. Se llamaban Jesus Jeans.
Aquella campaña no le costó la vida a su creador, Oliviero Toscani, quizá porque en Italia existió entonces cierta tolerancia y vivía allí. Aquí lo hubieran excomulgado los biempensantes de la época. El cartel era una sencilla fotografía donde aparecían dos vaqueros recortados embutidos en los culos de dos mujeres y un eslogan sencillo y explícito: Síguenos. El imperativo del verbo estaba colocado en el centro y debajo ponía Jesus Jeans. Cuarenta años después todavía tengo serias dudas de que alguien se fijara en la marca del vaquero, rotulada en letras blancas sobre fondo negro. Eso sí, tengo la seguridad de que no se prestó atención alguna, ni la más mínima, al 390 5th Avenue, New York que figuraba debajo.
Los especialistas dirán que una y otra campaña, la de Jesus Jeans (que no llevaba tilde, por cierto) y la de Zara, atentan contra ciertos principios elementales y omiten el respeto a las tradiciones morales. Puede ser. Pero también puede ser que sean las suyas y no las de los demás. Podrán argüir incluso que hay que ser políticamente correctos o que la razón está de su parte o que son guardianes de la moral ciudadana, pero debe recordarse a quienes opinan así que esa costumbre de sentar cátedra, pontificar y establecer por decreto personal qué es bueno o malo en virtud de sus ideas particulares es una mala copia de una práctica propia de pequeños tiranos. Habría que recordarles que el mundo no gira a su alrededor, entre otras razones porque ellos son unos pequeños habitantes del mismo. Y, que se sepa, el planeta Tierra da vueltas en torno al sol. Por lo demás, sobran timoneles.