Hitler realizó lo que Kafka en El proceso describió como algo absolutamente horrible: «Que la mentira se convirtiera en el orden del mundo». Para hacer esto posible, es necesario que una parte de la población, la que piensa que la dignidad humana es cuestión de mayorías parlamentarias, siga a un iluminado que tenga el alma podrida. Pero, ¿qué puede llevar a una parte de la sociedad a seguir algo irracional? En todos los tiempos el hombre ha temido o ha tenido miedo a la libertad y prefiere la seguridad, seguridad del pan de cada día, seguridad de la familia… y cuando la seguridad no es posible el hombre es capaz de realizar los peores delitos. Ya en tiempos de Hitler justificaban el seguirle por la miseria del paro, aunque el propio dictador los despreciaba. En Mi lucha dice: «Las masas quieren ser engañadas de la forma más desvergonzada». En la mentira hay algo más que la negación de la realidad y la inducción al error, en la mentira se manifiesta el colapso de la libertad. La libertad es la capacidad de concebir la realidad según patrones que tienen su origen en la imaginación.  El mundo imaginario es el mundo de nuestras 'figuraciones'; si éste se impone y opone al mundo real, la libertad desaparece. Si un presidente del gobierno, tiene como bien superior acabar con la democracia en España para crear la tercera república, mucho me temo que la libertad desaparece en el camino. El vértigo que la sociedad española siente ante el nihilismo militante, descarnado y descarado, del presidente del gobierno se ha puesto de manifiesto en la última manifestación de la Cibeles. Fue H. Arendt la que nos decía que la nota distintiva de los totalitarismos era la mentira como instrumento de la política criminal. Hitler, siguiendo su mundo imaginario y patológico, realizó la secuencia: Mentira, crimen, guerra, destrucción. ¿Dónde nos encontramos nosotros? ¿Ha llegado ya el momento de acabar con el jefe de la oposición como en la segunda república? ¿O es el momento de levantar el muro y llevar a la oposición al campo de concentración de Sachsenhausen? El fundamento del mundo ético es la voluntad de vivir una vida humana, y sin ésta 'el ángel de la historia' sólo ve ruina y destrucción.