Jose Luis Ibarlucea

Jose Luis Ibarlucea


Cultura

12/08/2024

Llegado el verano aparecen «actividades culturales» que siempre me recuerdan aquel día en que insistía a un alumno en la necesidad de leer y este me dijo que «valía tanto Cervantes como un botijo». 
La respuesta no dejaba de ser ingeniosa pero encubría una carga de profundidad escandalosa. El botijo calmaba la sed del agricultor que trillaba  mientras caía un sol abrasador, y, era más eficaz en esas circunstancias que leer a Cervantes. Además, el botijo se presentaba como lo que era: un producto fabricado. 
El alumno lo que proponía era acercarse al humilde objeto y dar la espalda a Cervantes. Los textos de Cervantes, Clarín, Unamuno… expresan el genio del individuo, mientras que en esa literatura menor que hoy se cultiva se expresa la colectividad, el Volksgeist. Hay que dirigirse hacia el botijo, hacia la cultura popular era la propuesta del alumno.
El resultado de este nihilismo postmoderno es que lo mismo da Cervantes que un botijo, Bach o Beethoven que Taylor Swift, lo mismo es una meditación para despertar el espíritu que un espectáculo para embrutecerlo. Al final todo es cultura: ennoblecimiento del empresario y desacralización de los grandes hombres reducidos a gestos, modas, diversiones, entretenimientos…
Debemos saber que si defendemos una sólida jerarquía de valores, somos unos puritanos, que con nuestra actitud frenamos el progreso de la humanidad, y por tanto, somos políticamente incorrectos. 
La realidad es que lo cultivado (la Cultura con mayúscula) ha sido absorbido por lo cultural (cultura con minúscula) y se ha creado una alegre confusión en la que chapotea toda la sociedad.

ARCHIVADO EN: Literatura, Taylor Swift