Fernando Martín Aduriz

Dirección única

Fernando Martín Aduriz


Neoniños

13/08/2024

Hay una edad decisiva en la infancia para el futuro de su historia individual. Son los meses en torno a los tres años. Ahí «se decide» (inconscientemente hablando) el camino que vendrá, la estructura psicológica básica, las defensas y los modos de insertarse en la dimensión simbólica de la realidad. Es el momento clave para el fundamental control de los impulsos. 
En los tres tiempos lógicos de cada acto (ver, comprender, concluir) se pasa de la contemplación a la decisión. En el sujeto impulsivo desaparece el tiempo para comprender, y durante toda su vida irá en cortocircuito desde el instante de ver hasta el momento de concluir absteniéndose de detenerse en el tiempo de la reflexión. Ve y concluye aupado por sus impulsos de satisfacción.
Un niño carece de control, pero progresivamente ha de ceder en ese goce del impulso inmediato. El problema acontece cuando no dispone de inteligentes adultos, que no sean neoniños, lo suficientemente inteligentes como para ejercer el oficio de educadores sanos que transmiten limitaciones y fronteras.
Pues bien, esa edad no es únicamente decisiva a efectos individuales. El registro social anota los efectos de ese control de impulsos en los neoniños, sujetos que quedaron dañados en la aceptación del límite a sus impulsos, incapaces de aceptar los imposibles, de someterse a frenos en nombre del lazo social. Neoniños son esos tipos que hacen lo que se les ocurre sin pensar en el de al lado, (hablar a voces en restaurantes, escuchar música sin cascos). Neoniños son esos tipos y tipas que no esperan turno ni calculan los efectos de sus palabras en sus próximos. Ven y concluyen, hablan y no escuchan.

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