Ser mayor es genial; sabes mogollón, ves pasar el tiempo, descansas y no tienes muchas preocupaciones; pero es que, además, hay algo que es flipante, todo funciona sin ti. Sí, todo: la Seguridad Social, los aeropuertos, tu ayuntamiento… y esto, pues, oye, te da cierta tranquilidad pensar que no te necesitan, que igual un día creíste que sin ti…

Lo que es esencial, es tomarse todo con tranquilidad, aunque siempre hay algunos que andan así como un poco desquiciados, sobre todo con el tema de comer, que más que llevar una vida normal parece que están sometidos a una dieta de un atleta de alto rendimiento, porque si no, no hay quien se lo explique.

Lo habitual es que comas de todo, y si el médico te dijo que "la sal, no" y que "el pimentón, tampoco", realmente quiso decir "poca sal" y "poco pimentón"; ha utilizado una imagen poética y no un tratado del Código Civil con normas y disposiciones transitorias. ¿Cómo va a decir un experto en medicina y "la sal, no" y "el pimentón, tampoco" con lo que saben?

Pues hay gente que se lo cree todo y cuando estás con ellos y, por ejemplo, se te ocurre decir: "¿vamos a tomar unos callos?"; pues en vez de pensar en el sabroso manjar, en un buen tintorro y en un tremendo cacho pan para mojar con aceite, te suelta: "Yo es que el pimentón y la sal…".

Una alegría te da la respuesta, que estás por decirle: "pero, ¡hombre!, que no se trata de que te chupes todas las salinas de Torrevieja y el pimentón de toda la provincia palentina"; pues nada, ni costilla ni costillo, que esto que sí que son palabras inclusivas. Y como los callos, pues las morcillas, unos torreznos... e incluso unas gambas marinadas con lima, sishimi y togarashi. ¿Pero qué vas a saber este elemento qué es el togarashi?, ¿Qué va a saber si solo come tres bacaladitos cociditos a la ducha de María, que hasta lo del baño le parece mucha agua, que igual se ahoga…? Pues sí, hay gente tan así que incluso si va a la playa no se acerca ni al mar, porque como tiene sal… no vaya a ser que muera allí mismo por una gotita en el pie.

Yo no sé, pero hay gente que parece que quisiera vivir trescientos años, que a si a lo tonto son otros tantos de hipoteca, por ejemplo; y no prueban ni sal, ni pimiento, ni azúcar, ni canela, ni nuez moscada, ni el perejil y siempre están con... "¡ay!, no puedo, que yo las especias". Especias, especias… tú sí que eres, pero una especie de mucho cuidado.