12 años de pontificado y con el futuro en el aire

EFE
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Francisco, que en su primer discurso avanzó que quería una "Iglesia pobre para los pobres", ha centrado sus esfuerzos en reformar el pequeño Estado para hacerlo más transparente

12 años de pontificado y con el futuro en el aire - Foto: Stefano Spaziani, vía Europa Press

Francisco cumple hoy 12 años de Pontificado, desde aquel 13 de marzo de 2013, cuando se presentó al mundo en el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro, y lo hace en el hospital, donde se recupera de graves problemas respiratorios, mientras el mundo piensa inevitablemente en el futuro de la Iglesia.

El Papa, que en su primer discurso ya avanzó la idea de una «Iglesia pobre para los pobres», ha centrado desde entonces todos sus esfuerzos en reformar la Santa Sede para hacerla más transparente.

Ahora, a sus 88 años y con problemas de salud, la incertidumbre radica en saber si saldrá del hospital con las fuerzas necesarias para continuar su pontíficado o si, en cualquiera de los casos, el próximo papa mantendrá una mentalidad reformadora o regresará al conservadurismo del pasado.

Antes de ser ingresado, había impulsado uno de los objetivos de su pontíficado: una mayor presencia de las mujeres en la Iglesia y con mayores cargos de poder. Y nombró a la religiosa Raffaella Petrini como la primera mujer presidenta de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el órgano que ejerce el poder ejecutivo del Estado, del que ya era secretaria general. Incluso cuando fue nombrada secretaria de la Gobernación, en 2021, fue la primera mujer en asumir ese cargo.

Algunas semanas antes, el jesuita nombró a la también religiosa Simona Brambilla, prefecta (ministra) para el dicasterio de los Institutos de Vida Consagrada: la primera mujer responsable de un dicasterio, algo hasta entonces estaba reservado a los cardenales.

Las arcas del Vaticano

En estos 12 años, uno de los logros del Papa ha sido la reforma total de la gestión de las arcas del Vaticano, objeto en el pasado de enormes irregularidades, como se ha comprobado en diferentes juicios, incluido el que condenó al cardenal Angelo Becciu, antiguo Sustituto de la Secretaría de Estado.

Con la creación de la Secretaría de Economía, que gestiona todo el patrimonio inmobiliario, ha dado transparencia y sobre todo control a las cuentas, que finalmente también son públicas. Además de aprobar medidas para el menor gasto de los cardenales y crear una comisión para buscar fondos ante la bajada de las donaciones.

A su llegada al trono de Pedro, el argentino tuvo claro la importancia de luchar contra la pederastia en el seno de la Iglesia y escuchar a las víctimas, para lo que creó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, a la que recientemente exigió un informe anual sobre cómo procede la batalla contra los abusos.

En estos años también ha realizado decenas de intervenciones de carácter legislativo e incluso eliminado el secreto pontificio en estos casos y obligado a las diócesis de cada país a ocuparse, algo que, sin embargo, está fallando, pues no en todos la Iglesia se ha tomado en serio obligaciones como la de crear centros de atención a las víctimas.

Durante casi 9 años, el papa y una Comisión formada por nueve cardenales trabajó para la promulgación de la nueva Constitución que reforma la administración y sus diferentes dicasterios.

Francisco, además, ha dejado su legado con la elección del 80 por ciento de los purpurados que elegirán al nuevo pontífice, al cambiar la distribución geográfica del colegio cardenalicio con muchos más representantes de países lejanos, de Asia y África, y una menor representación de Europa y de Italia. 

Todos estos cambios, como por ejemplo dar la bendición a las parejas gays, han provocado que en estos doce años se hayan desatado resistencias contra Francisco y que el área más ultraconservadora mostrase sin ningún reparo su oposición a cualquier decisión suya. Este ala podría tomar la palabra durante el cónclave para frenar las reformas y volver atrás en algunas cuestiones, eligiendo un Papa menos activo o un pontífice de transición.