Pedro Sánchez está promoviendo el desmantelamiento del PSOE regional. Harto de acumular pésimos resultados, con la única excepción de Salvador Illa - presidente del gobierno catalán- ha emprendido una carnicería entre los candidatos socialistas que no consiguen ser líderes, y los sustituye por nombres que el presidente de gobierno considera aptos para ganar elecciones.
El problema es que los fracasos socialistas en las elecciones regionales y municipales no se pueden achacar a quienes encabezan las listas, sino que el culpable de que los votos sean cada vez más escasos y disminuyan, por tanto, los escaños en parlamentos y ayuntamientos, es Sánchez, por el rechazo masivo a su persona. Es el único responsable de que solo haya logrado una mayoría absoluta, la de Castilla-La Mancha; el éxito de debe a que García Page llevaba tiempo marcando distancias con el presidente de gobierno.
Esa es la situación del PSOE, y lo sabe todo España… excepto el presidente de gobierno y secretario general socialista.
Espadas tenía buena aceptación cuando era alcalde de Sevilla, Tudanca llegó a ganar elecciones en Castilla y León aunque no alcanzó los escaños suficientes para gobernar, y Juan Lobato contaba con el apoyo mayoritario de la militancia madrileña, pero en ningún caso estaba en condiciones de ganar las elecciones a Isabel Ayuso … aunque mucho menos las ganará Óscar López aunque cuente con el respaldo de Sánchez. Es más, si tuviera la más remota posibilidad de mandar a casa a la presidenta madrileña, la ha perdido al convertirse en el candidato de Pedro Sánchez.
López conocía perfectamente la situación, por eso hizo cuanto estaba en su mano para no ser señalado por el inquilino de Moncloa, pero nadie pone un pero a las decisiones de Pedro Sánchez, y uno a uno van pasando por el altar de los sacrificios… y pierden sus respectivas cabezas. Lo dicho, el único que no quiere asumir que el problema del PSOE se llama Pedro Sánchez, es el propio Sánchez.
Ya pueden los candidatos ir haciéndose a la idea de que el Jefe los manda a una inmolación casi segura. Incluso los que se resisten a que Sánchez les aparte del proceso de primarias, saben que tienen crudo convertirse en alcaldes o presidentes de gobiernos regionales en el caso de que en esas primarias logren más apoyos que el candidato de Moncloa y Ferraz. Están "quemados" antes de saltar al ruedo. En muchos de los casos, cuando son ministros los que cumplen obedientemente las instrucciones del presidente, lo hacen con la esperanza de que aquel que les echa a los leones, a la arena del coliseo, les premie con algún cargo si no sale bien la jugada.
La prueba del nueve está en que los ministros obligados presentarse a las elecciones autonómicas del 2027 han peleado para continuar en sus puestos siendo candidatos, con el argumento de que desde un ministerio tienen más presencia pública.
Sánchez dice que se mantendrá hasta el final de la legislatura … pero sus huestes no están nada tranquilas respecto al futuro.