El cuadro lo pintó el «tío» Sorolla cuando solo tenía 21 años. Una obra temprana, de la época que exalta la justicia social, como su «Luego dicen que el pescado es caro» ante un pescador muerto en accidente bajo la vela, o las chiquillas agotadas de viaje en el ferrocarril para ser prostituidas en la capital.
Es el grito del pueblo, el que dio Vicente Domenec, ciudadano de Paiporta, para pedir la independencia de España del gobierno invasor de Napoleón, quien había firmado un pacto, el tratado de Fontainebleau con Godoy, para permitir a los franceses pasar por España e instalarse en Portugal.
Hoy el tema es de plena actualidad. Vicente Domenech «el palleter», veía un futuro próximo de matanzas, hambre, epidemias, destrucción, requisas e impuestos sobre el pueblo español. Por las calles, al invasor se le cantaba: «franceses idos a Francia, dexadnos en nuestra ley, que en tocando a Dios y al Rey, a nuestras casas y hogares, todos somos militares y formamos una grey».
Por eso el palleter que vendía pajuelas empapadas en azufre, cerillas de pronto arder, cercano a la Llotja de la Seda, sobre una silla de enea, vestido de saragüell, huertano con pantalón corto por debajo de la rodilla para regar, calzado de espardenyes y mocaor (moquero) en la cabeza, tomó su fajín como pendón en la mano izquierda y el retrato de Fernando VII en la derecha y voceó con voz desgarradora: «Viva Fernando VII, muera Napoleón». Así nació la guerra de la independencia en el Reyno Valenciano. Luego marcharon a la actual Generalitat con la Señera, la bandera de guerra.
En un parte de guerra un soldado francés decía: «No hay en el mundo villa fuerte, castillo sin fortaleza que haya defensa más activa ni más obstinada. Los valencianos se han defendido con honor y se han batido con una heroicidad sin par».
Hoy vemos cómo el Botánico Cavanilles en 1790 predijo la inundabilidad del Barranco del Poyo tras las avenidas de 1775. Y predecimos que llegará el día en que un pobre palleter le declarará la guerra al invasor "Napoleón": ¡Viva Fernando VII y muiguen els traïdors! Paiporta fue el pueblo al que Sánchez definió de «extrema derecha», cuando huía de un palo de fregona.